Federico Llamas, el surfer de 27 años que protagonizó uno de los tantos hechos de violación de la cuarentena obligatoria por el avance del coronavirus, fue notificado a través de su abogado que no podrá contar con su camioneta y sus tablas de surf, tal como lo había solicitado mediante un escrito enviado al titular de la Fiscalía Federal N° 1 de San Isidro, Federico Iuspa.
"No corresponde hacer lugar al pedido presentado por la defensa de un joven interceptado tras violar el aislamiento social preventivo y obligatorio al regresar desde Brasil para que se le restituya la camioneta que se le secuestró", dice el documento público.
De acuerdo al expediente, el imputado ingresó al país el 23 de marzo, procedente de Brasil, utilizando una camioneta Ford Explorer. Al día siguiente, fue identificado por personal de Prefectura mientras circulaba por la intersección de la autopista Panamericana con la avenida Edison, en Martínez.
"De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 7 inciso 1 apartado d) del DNU 260/20, se le indicó que debía someterse a un aislamiento obligatorio durante 14 días por provenir de una zona afectada (la República Federativa de Brasil, que quedó incluida el día 16 de marzo) y, por expresas indicaciones del tribunal actuante, no solo se lo intimó a concretar tal circunstancia sino que además personal de Prefectura lo acompañó hasta su domicilio en el barrio porteño de Flores", detalla el informe.
Según publica Clarín, a través de la filmación de cámaras de seguridad pudo determinarse que, poco tiempo después de ser escoltado hasta su hogar, se fue de ese punto en su camioneta y que, tras realizarse la constatación en el lugar, tampoco pudo ser ubicado. A pesar de que se encontraba declarado el aislamiento social preventivo y obligatorio, y que había sido notificado de la obligación de someterse a un aislamiento por haber estado en una zona de riesgo, el joven desoyó sus obligaciones, poniendo en riesgo la salud pública.
Por este motivo, se ordenó su detención inmediata y la retención preventiva de su camioneta, que le fue secuestrada en un allanamiento en Ostende, en el que se le trabó un embargo por quinientos mil pesos y se ordenó su declaración indagatoria.
El juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, se declaró incompetente en la causa y giró todas las actuaciones al magistrado original del caso, su colega de San Isidro Lino Mirabelli. Ramos Padilla sólo intervino por una cuestión de jurisdicción, ya que Ostende, en el partido de Pinamar, es ámbito de su juzgado, y porque tuvo que evacuar la consulta policial cuando los vecinos llamaron al 911 para delatar el paradero de Llamas.
Pero como la causa original se inició en el control de Panamericana, en San Isidro, fue Mirabelli quien intervino en ese episodio y ordenó la captura de Llamas cuando se constató que había abandonado el domicilio en Flores, hasta donde había sido escoltado para forzarlo a cumplir cuarentena.
El presidente de la Nación, Alberto Fernández, calificó al joven surfer como un "idiota", y aseguró que "esos personajes van a tener que explicarle mucho a la sociedad argentina la desaprensión para con el otro".
El joven le explicó a los agentes de Prefectura Naval que se había ido de vacaciones a Brasil el 8 de marzo y que había cruzado al país manejando por la ciudad correntina de Paso de los Libres. Durante el control, Llamas mantuvo un cruce de palabras con los prefectos y los periodistas que realizaban la cobertura.
Tras la consulta con el juzgado, se decidió escoltarlo hasta el domicilio que figuraba en su DNI, en el pasaje Fabre al 1100 de Flores, para que allí realizara cuarentena obligatoria, pero según quedó registrado en un video de una cámara de seguridad, ni bien los móviles de la Prefectura se alejaron, Llamas arrancó la camioneta y se fue del sitio donde le habían ordenado pasar el aislamiento.
Tras verificar que no estaba en ese domicilio, el juez federal Mirabelli ordenó su captura y dispuso una serie de allanamientos, entre ellos la casa de su padre, en la localidad bonaerense Canning, donde no fue encontrado.
Finalmente, comenzaron a viralizarse imágenes filmadas con teléfonos celulares de vecinos de Ostende y periodistas de Pinamar, que mostraban que el surfer se hallaba en una vivienda de su madre, en la calle Romero al 400 de esa localidad balnearia, donde lo ubicó la policía bonaerense y le notificó que quedaba bajo arresto domiciliario.