Si Ezequiel Villata (29 años) tiene ganas de comer asado y tomar gaseosa lo hace. Incluso si se le antoja una hamburguesa no lo deja pasar por alto, más allá de estar a horas de correr un medio Ironman (1.900 metros de natación, 90 kilómetros de ciclismo y 21 kilómetros de carrera a pie) en algún punto del país o del mundo, porque desde hace un tiempo a esta actualidad entendió que para él, el deporte es disfrute, camarería y algo integral que pesa más que el puesto que se pueda cosechar.
Tal vez por ello dejó el reloj y los cronómetros a la hora de salir a correr, andar en bicicleta o nadar. Porque esta versión de Villata -muy distante de aquel adolescente que dejaba 'su' marca pero en paredes de los colegios y con aerosoles que le valió la 'expulsión' de los mismos- encontró en las pruebas combinadas la horma de su zapato. Y disfrutó (y lo hace) sin privarse de nada. Tal vez porque su 'maestro' fue el ex olímpico Nazario Araujo, quien le pone el mismo ímpetu en entrenar a personas de elite como aquellos que no dan con el 'target'.
"Uno siempre va a andar bien si hace lo que le gusta", sentencia Ezequiel, y esa declaración la sostiene en los múltiples deportes que practicó hasta encontrar el que mayores satisfacciones le da.
LOS INICIOS
Ricardo Fueyo hacía varios días que andaba de campaña de reclutamiento. Su idea: juntar chicos para comenzar con el 'semillero' de rugby de Deportivo Portugués.
Entre el grupo de chicos de cinco años en adelante se encontraba Ezequiel Villata, quien vivía donde se encuentra el taller de chapa y pintura de su familia, y desde donde se contemplaba la cancha "lusitana" cuando era todo zona de baldíos en el barrio Industrial.
"Hasta la estación de servicio era todo campo. Y una vez vino el 'flaco' Fueyo que había jugado con mi viejo para armar un equipo de rugby que no se iba a llamar 'Mara'. Ahí sentaba las bases de Deportivo Portugués", recuerda.
Por ese entonces, Ezequiel ya incursionaba con las motos, su papá tenía a principios una Kawasaki 50. En tanto que él, junto a su hermano Franco, simulaban carreras de motocross por los cerros aledaños con sus ciclomotores con canasto.
"Cuando nos sumamos a la propuesta de Ricardo Fueyo en realidad más que ir a rugby, era ir a una guardería, y nos la pasábamos haciendo cagadas. Entrenábamos los sábados. Donde jugué en todas las posiciones, hasta que de grande me pusieron de ala forwards, donde éramos los que apuntalábamos en los scrum. Ya por entonces era medio loco y siempre buscaba el tacle, por más que el rival sea más grande".
Una quebradura de su mano derecha en 2007 - no recuerda si por una caída de moto o por alguna pelea- hizo que por varios meses anduviera con yeso. Y que ello sea otra marca registrada.
"Tuve una adolescencia bastante 'heavy' y andaba con yeso. Entonces, en rugby hacía un año y otro dejaba. Y tenía los estudios donde me echaban por mal comportamiento, era el típico que siempre lo 'agarraban' en todas las cagadas. Así me pasé todo el verano con un yeso, y cuando estábamos entrenando en noviembre para el Seven de rugby me volví a lesionar la mano. Ahí llegué a casa, colgué los botines y nunca más toqué una guinda".
El rugby quedaba atrás, pero Ezequiel se sentía bien corriendo. Mientras compartía tiempo con el equipo de bicicletas de Jorge Reyes, que corrían para la firma comercial San Jorge Shopping.
"En principio comencé a entrenar -con yeso y todo- para la Corrida Internacional, que es una competencia que todos quieren hacer. Mientras que en carreras de MTB, el yeso era mi marca registrada que llevé a la Carrera del Paraíso en Esquel", sostiene.
Fue en uno de esos viajes, que en una charla informal, Ezequiel compartió un sueño. Y la mirada negativa sobre ese anhelo hizo que redoblará esfuerzos para llevarlo a cabo.
PRUEBAS COMBINADAS
Para ese entonces, el triatlón o las pruebas combinadas solo se miraban por televisión, y una carrera reciente fue el disparador para que Villata encuentre su deporte.
"Algún día voy a correr uno", les comenté a mis compañeros en referencia al triatlón", rememora.
"Pero vos estás loco, que pensás que vas a correr uno de esos", fue la respuesta, y esa sentencia lo movilizó en el orgullo a Villata ('me cayó por las pelotas' sintetizó). Por eso no perdió el tiempo y averiguó donde podía aprender a nadar.
"Mira que alguien te va a decir que hacer con tu vida o condicionar tu futuro", remarcó Ezequiel. Mientras que comenzó a buscar un lugar donde empezar a nadar.
Con 21 años, y sin ni siquiera saber flotar, Villata se puso en campaña, se sacó el yeso y fue al Club de Triatlón Acuarium para aprender a nadar.
"En principio fui a la noche con las 'viejas', porque no sabía nada de nada. Pero de a poco me fui haciendo con el 'Pulga' Barrientos, con 'Pino' Bellido y más tarde con Eduardo Haro e Iris Barrionuevo. Ya desde 2007, y dos veces por semana al mando de Nazario Araujo, hacía pruebas de fondo".
El primer triatlón lo encontró debutando junto a Noelia Carrizo en Villa Gesell sobre octubre de 2007. Y los nervios le hicieron pasar una mala pasada.
"En tu primera experiencia, las cosas no salen como uno espera, entonces te llenás de ampollas los pies, el traje de neopreno te lastima con el roce. Pero son cuestiones que todos los principiantes pasamos. O comés cosas que te caen mal. Después comenzamos a entrenar en serio y me junté con Eduardo Morales y Ricardo Catalán, con quienes entreno desde 2007", sostiene.
Eduardo Morales y Ricardo Catalán, sus dos compañeros. Ni siquiera les llama Team, porque en los años que transcurrieron Ezequiel vio gente que se sumaba y que se iba.
"Al grupo a veces venían más personas, después se iban. Con Nazario conocí mucha gente porque con él se iniciaron los mejores atletas. Porque para Nazario más que el deporte, él te enseñaba como manejarte en la vida. Y yo pretendo lo mismo, que los chicos hagan del triatlón una forma de vida que te brinda salud, bienestar con tu familia. Y no la búsqueda de un resultado en sí mismo, aunque a todos nos guste ganar. Te hace disfrutar momentos con tu viejo, cosas que antes no veía. Ahora llega el fin de semana y espero compartir con ellos. El 'tria' te forma en amistades y te vuelve solidario con el que recién empieza. Además el deporte es una buena solución para chicos como yo, que le sobra energía".
De esta manera en 2007 comenzaron con el circuito Patagónico de Pruebas Combinadas que se desarrollaba en su totalidad en el Valle del Chubut. Luego por empuje de Acuarium, Comodoro Rivadavia pudo establecerse como sede.
"La natación hasta hoy es mi parte más floja, y yo acepto que voy a salir en el medio del pelotón hacia atrás en el agua. Pero reitero, todo tiene que ver con que hagas lo que te gusta. En mi caso probé un montón de deportes, incluso boxeo con Enrique Zeni (tío de Gastón Fuentealba), pero creo que el triatlón fue mi 'horma' en el zapato. Además logré convencer a mis viejos para que se unan y a mis hermanos también, gracias a Dios todos están en actividad. Ahora le meto fichas a mi sobrino", comenta.
"Ahora me importa ayudar a la gente, si hago eso me va mejor. Porque ves gente de todo nivel. Y todo es base de entrenamiento, pero si lo hacés con amigos y lo disfrutás, el esfuerzo se vive de otra manera. Porque a mí me tocó viajar solo y es horrible no conocer a nadie o encontrarte con compatriotas y que estos sean solitarios. En mi vida fui haciendo cambios, antes buscaba bajar tiempos y eso me 'quemaba los pelos', hasta que tiré todos los relojes. Porque en definitiva el deporte es hacerse amigos. Por más que el otro tenga la misma edad, y sean rivales. A la hora de entrenar son parejos. Eso lo que uno anhela, que unamos esfuerzos a nivel local para que la actividad se potencie".
UNA DISCIPLINA DONDE PRIMA EL INDIVIDUALISMO
Correr mirando al otro, estar pendiente de un cronometraje, viajar en soledad, o entrenar con los que son del 'mismo nivel' o pertenecen al mismo sector social son cosas que según Ezequiel, le restan al deporte.
"Nazario es como mi maestro, me cuenta de su vida y el 'viejo' construyó una historia desde la nada misma. Incluso entrena sin mirar a quien. Hasta te puedo afirmar que se emociona más cuando alguien con dificultades o sobrepeso se supera, que cuando alguno de elite baja una marca. Yo creo que ese es el camino, porque yo viajé por todo el mundo. Muchas veces solo, y no lo disfrutás. Más allá de cómo te pueda ir. Ahora trato de orientar a las personas que pretendan viajar, porque solo la pasas mal. Aparte la realidad del triatlón es que es un deporte de verano, entonces entrenás todo el año para ponerlo en práctica un par de meses, y tenés que disfrutarlo porque todos los que lo hacen son laburantes", sentencia.
"Araujo es una persona sufrida, y nunca olvidó sus orígenes. Acá lamentablemente hay varios team o agrupaciones donde sino perteneceés a cierta clase social, no te aceptan. O peor aún, sino cargás con un historial de carreras en tus espaldas no sos nadie. Y en definitiva son cosas tan estúpidas como el hecho de poner excusas para viajar y competir, ya sea porque esperás que el Estado te financie o porque no crees estar al nivel mundial. Y eso nunca lo vas a saber sino probás. Yo tengo un amigo que es taxista, repito: taxista, no mega empresario. Y el tipo ya tuvo rodaje en competencias internacionales. Si esperás de los demás se te pasa la vida. Y lo único que te queda son frustraciones por no haber intentado", concluyo.