Durante la audiencia de este viernes a la mañana –presidida por la jueza Mirta Moreno-, el fiscal general Fabián Moyano argumentó sobre los agravantes que llevan a la conclusión de solicitar una pena de efectivo cumplimiento que alcanza los cuatro años y nueve años de prisión, más la inhabilitación permanente para ejercer cualquier tipo de cargo referido con la docencia.
En tanto, el defensor Gastón Bordier pidió el mínimo que impone la ley, con una ejecución en suspenso, además de intentar justificar la ausencia al debate de pena convocado el pasado miércoles, al indicar que se había confundido y pensó que la misma era a las 11.30, cuando en realidad se había comunicado por parte de la jueza a las 8.30. Por esta razón, ese día detuvieron al docente y se decidió denunciar al letrado ante el Colegio de Abogados.
La jueza Moreno comunicó a las partes que dará a conocer la sentencia definitiva el próximo viernes 21 a partir de las 12, y valoró lo solicitado por el Ministerio Público Fiscal en cuanto a la mantención de la prisión preventiva del imputado. Dijo la magistrada que en varias oportunidades se vio alterada la continuidad del proceso debido a las faltas o la búsqueda que debía hacerse del profesor, mientras que el defensor buscó dilatar los actos a que fueron requeridos.
Enfatizó que era muy clara la información sobre la audiencia de cesura que debió llevarse a cabo y por lo mismo tuvo que dictar la rebeldía, el pedido de captura y tres allanamientos. Por tal motivo, consideró que estaban dadas las condiciones para dictar la mantención de la prisión preventiva, en principio hasta la audiencia de lectura de sentencia.
LOS DOS ABUSOS
Los hechos atribuidos ocurrieron en la escuela 748 (ex ENET) y uno de los hechos se produjo el 6 de julio de 2018 en horas de la mañana cuando una alumna de segundo año que contaba con 13 años, al momento de realizar la entrega de planos requeridos por el profesor del taller de electricidad le preguntó si podía hacer el trabajo referido durante el receso escolar.
El imputado respondió que no, pero deslizó al mismo tiempo su mano izquierda por un brazo de la menor hasta tocarle y apretarle su pecho manifestándole simultáneamente: “o podemos arreglarlo”, situación que dejó descolocada a la víctima, que solo atinó a retirarse del aula.
El segundo de los episodios sucedió en fecha que no puede precisarse con exactitud, pero sería a comienzos de 2015, entre marzo y abril, en la misma escuela, momento en que una alumna de electrónica que concurría a cuarto año ingresaba al taller tarde, cerca de las 8, cuando el profesor que se encontraba en el pasillo se acercó por detrás y la sorprendió tocándole su cuerpo.