La contenida tensión estalló a los pocos minutos de terminado el partido y cambió la fisonomía de las calles céntricas que habían permanecido desiertas y con absoluto silencio.
De manera espontánea comenzaron escucharse bocinazos y gente de todas las edades irrumpió en el microcentro con gritos, cánticos y una indescriptible algarabía.
Hubo quienes se subieron al techo del tráiler del programa Detectar y otros a la base del Gorosito que fue rodeado de una marea de banderas y camisetas celestes y blancas.
El magnífico festejo fue familiar ya que también lo compartieron cientos de niños con sus padres y la alegría hizo que la gente se olvidara de la pandemia del Coronavirus por lo cual fue imposible que se mantuvieran la distancia social.
Por otra parte vale señalar que al menos hasta pasada la una de la madrugada no se habían registrado incidentes.