Hay taxistas que realizan menos de 10 viajes por día

Redujeron su movilidad un 50% con respecto a marzo y se concentran en el centro debido a que en las zonas más alejadas no encuentran pasajeros. Por eso las paradas están colmadas casi todo el día.

Bostezos. Nervios. Desesperación. Pasos cortos afuera del vehículo. Brazos cruzados. Incertidumbre. Resignación. Ese es el panorama que se puede observar en una parada de taxis en el centro de Comodoro Rivadavia. La actividad está planchada y los trabajadores, preocupados porque “la cosa no arranca” y “no hay señales de que esto cambie”. La idea se repite en las diferentes paradas que hay en las calles céntricas.

El trabajo de los taxistas ha bajado tanto que algunos no alcanzan a realizar 10 viajes en un turno de 8 horas. Otros deciden quedarse más tiempo arriba del auto para buscar la forma de redondear una cierta cantidad de viajes, pero muchas veces solo se consigue gastar nafta.

“Antes de todo esto (la pandemia) hacíamos 25 viajes y en una época buena podíamos llegar a hacer 35. Ahora muchas veces no alcanzas a hacer 10 viajes porque no hay trabajo”, explicaron tres trabajadores a El Patagónico mientras miraban de reojo si la fila de autos comenzaba a avanzar.

“Nosotros somos como un comercio. Todo tiene injerencia en nuestro laburo. A los estatales no les pagan y hay mucha gente sin trabajo. El que tiene plata, la cuida. Todo eso se ve cuando andamos en la calle”, aseguraron los taxistas.

La charla se termina. Los autos se comienzan a mover y los trabajadores se apresuran para seguir la fila en la Escuela 83 a la espera de nuevos pasajeros. Saben que cada lugar cuenta y nadie lo quiere perder. Eso significaría un viaje menos.

DOS CUADRAS DE AUTOS

Las calles céntricas están vacías. Hay movimiento pero son casi mínimos comparados con tiempos de prepandemia. Es por eso que los taxistas tratan de agolparse en las paradas tradicionales para tratar de tener clientes. Los supermercados y la Escuela 83 son lugares que permiten obtener viajes seguros.

En algunos casos, la fila de automóviles con la franja amarilla suelen ocupar dos cuadras esperando que un cliente necesite cargar las bolsas.

“Está más difícil. Se cuida mucho la plata. Uno lo ve. Antes en esta fecha andaba la gente loca comprando cosas. Ya no lo ves. Uno por ahí trata de economizar todo”, coincidieron trabajadores en la esquina de un supermercado.

Algunos bajan del automóvil para que la charla ayude a pasar el tiempo. Otros se quedan en sus autos pensando en alternativas que les ayude a llevar dinero a sus hogares. “Ya no podés salir a hacer la famosa recorrida por los barrios. La clientela está en el centro. Salir de acá es perder plata; es así. Lamentablemente hoy tenés que buscar la manera de economizar”, manifestaron los trabajadores.

El panorama no es alentador. Hay una pequeña esperanza con el pago del aguinaldo de algunos sectores, pero saben que eso no marcará una gran diferencia. “La gente no tiene plata y si le pagan el aguinaldo, estimamos que lo van a guardar. Hoy tomarse un taxi es un costo y lo que busca es reducir los costos. Nosotros los entendemos porque estamos iguales. No somos diferentes al resto”, destacaron.

En algunos sectores la fila avanza más rápido que en otros. Los choferes buscan algo para entretenerse mientras llegan los pasajeros. La espera puede ser extensa y con un sabor amargo. La rutina se viene repitiendo desde fines de marzo y todo indica que por el momento nada cambiará.

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