La duda entre continuar o ponerle fin a un clásico

Los responsables de distintos bares tradicionales de Comodoro Rivadavia coinciden en que los locales comienzan a cerrar sus puertas por dos motivos fundamentales: uno es las exigencias municipales y el otro es la caída del consumo de los clientes.
"A nosotros nos piden exámenes de agua, tenemos que pagar una infinidad de cosas y dentro de ellas ahora sumaron que tenemos que tener (contratado el servicio de) una ambulancia. Dicen que es 'por las dudas'. Acá nunca pasó nada. Ni en los 15 años de los que yo estoy, como en los otros 30 que existe este boliche. Ahora yo me pregunto: si algún día llega a pasar algo y toco madera para que no suceda, ¿no tendría que venir la ambulancia igual? ¿O van a dejar morir desangrado al herido? Hay cosas que no tienen sentido. Acá vienen máximo 50 personas y nos conocemos todos. Pedile una ambulancia a los boliches grandes donde no se puede manejar la histeria. A los bares no les pidas porque los estás matando de a poquito", sostiene el propietario del bar "Aconcagua", Luis Alberto Villegas, sobre la reglamentación municipal.
En este contexto el dueño del bar "Universal", Raúl Angel Gargaglione, cuestiona que "la necesidad del municipio para levantar plata hizo que muchos de los bares tradicionales cierren sus puertas. Hace diez años vos podías encontrar uno cada dos o tres cuadras y hoy los contás con los dedos. Se olvidan que somos una parte de la historia de Comodoro. Por estos lugares pasaron la música, la historia y los personajes más emblemáticos, pero se olvidan de todo eso".
El alza de los costos derivó en que muchos optaran por cerrar sus puertas ya que las cuentas daban en rojo y que el dinero de una jubilación tuviera que cubrir los gastos que dejaba la caja del bar. Esto le pasó a la dueña del bar "Texas", Ana Delia Pérez, quien hace pocos meses le confesó a sus amigos que cerraría el recinto porque ya no podía seguir pagando las cuentas del bar, pero sus clientes se opusieron y decidieron realizar un piquete simbólico en la puerta.
"Le íbamos a quemar las cajas (de vino) en la puerta. ¿Cómo va a cerrar el Texas? ¿A dónde nos íbamos a juntar los muchachos del barrio?", cuestionó uno de los clientes del bar que no quiso revelar su nombre por temor a que "la patrona (su esposa) descubra que estoy gastando plata de la quincena".
"Lo del piquete era una broma nomás, pero es verdad que no cerré porque ellos (sus clientes amigos) me lo pidieron. Una por ahí está cansada y más desde que murió mi viejo (José Valeriano Levié), pero también es una forma para un momento donde decís 'pucha, llegué hasta acá... ¿cómo no voy a continuar?'. Pero cada vez se hace más difícil de mantener por los gastos y los precios no terminan de subir", dimensiona Ana Delia.

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