La ceremonia por los 40 años del bautismo de fuego de la Fuerza Aérea estuvo presidida por el jefe de la IX Brigada Aérea, comodoro Javier Martínez Pagola, acompañado por miembros del gabinete municipal y del Consejo Deliberante de Comodoro Rivadavia, miembros de la Cámara Federal y Penal de la Nación, personal de fuerzas armadas y fuerzas de seguridad; jefes de grupo de la IX Brigada Aérea y de la Guarnición Aérea Comodoro Rivadavia, veteranos de Guerra de Malvinas de la Unión de excombatientes de Comodoro Rivadavia e invitados especiales.
Para dar comienzo a la ceremonia la Banda Militar del Ejército ejecutó los acordes del Himno Nacional Argentino. Luego, el diácono Germán Larrahona realizó una invocación religiosa. Acto seguido el capitán Daniel Baquero dio lectura a los nombres de los cincuenta y cinco caídos de la Fuerza Aérea durante la guerra.
La ceremonia continuó con el minuto de silencio en honor a los héroes y palabras alusivas del jefe de la Guarnición Aérea Comodoro Rivadavia.
“Al evocar la importancia de los hechos históricos que se desarrollaron en aquel 1982, se destaca que la Fuerza Aérea Argentina fue convocada para la defensa de la integridad territorial de nuestra Nación y que, ante la superioridad de un poderoso adversario, desplegó novedosas estrategias operacionales que serían distinguidas por diversas Fuerzas Armadas del mundo, finalizado el conflicto”, sostuvo Martínez Pagola.
Para culminar se dio lectura del mensaje del jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, brigadier general Xavier Isaac. Dicho mensaje señala: “en un día como hoy, pero hace 40 años, la Fuerza Aérea Argentina por primera vez en su historia era probada en combate. El entrenamiento exhaustivo, la preparación meticulosa y la dedicación sin condicionamientos fueron en ese momento las características principales de una institución que debió enfrentar a un adversario tecnológicamente superior. Eso nos lleva a comprometernos en nuestros tiempos, a emularlos y obrar como ellos, sin importar adversidad ni obstáculos. No debe haber entre los actuales miembros de la Fuerza Aérea excusas que impidan cumplir nuestra misión como lo hicimos hace ya cuatro décadas. Se lo debemos a ellos y especialmente a los que descansan en nuestras islas y mares australes”.