En avenida Roca 1195, en pleno corazón del barrio Juan XXIII, funciona Ma’ Que Teatro, un espacio cultural independiente que en poco tiempo se volvió un punto de encuentro para quienes buscan vivir el teatro como una práctica vital.
Con funciones teatrales y una grilla de nueve talleres abiertos a públicos diversos, la propuesta se sostiene con trabajo cotidiano, autogestión y una firme convicción: el arte es una forma de habitar el territorio.
Fabio Miglierini, uno de sus directores, señala a El Patagónico: “Desde que empezamos sabíamos que queríamos un espacio propio. Nos parecía importante poder ofrecer un lugar donde se respirara teatro, donde se pudiera jugar, investigar, compartir. Un lugar donde la gente no solo venga a ver una obra, sino a encontrarse”.
DE CORDOBA A COMODORO, POR AMOR Y POR TEATRO
La historia de Ma’ Que Teatro está atravesada por decisiones afectivas y artísticas. Fabio es cordobés y nunca había estado en Comodoro Rivadavia hasta que su pareja, Natalia Bohe Aizpeolea, le propuso visitar la ciudad petrolera. Ella había vivido su infancia en esta ciudad. Fabio aceptó la invitación y desde entonces comenzó a imaginar un nuevo proyecto en territorio patagónico.
A Matías Rodríguez Dávila lo conoció en la Universidad Provincial de Córdoba, mientras cursaban el profesorado de teatro. Aunque no fueron compañeros directos, ya que Matías iba un año más adelantado, compartieron espacios comunes dentro de la formación actoral. Fue recién en Comodoro donde retomaron el vínculo y comenzaron a trabajar juntos.
“Con Matías no habíamos trabajado en Córdoba, pero sí nos conocíamos. Cuando nos reencontramos acá surgió la posibilidad de construir algo juntos. Nos fuimos complementando muy bien. Él también había vivido su infancia en Comodoro y decidió volver, así que coincidimos en el tiempo y en el deseo”, explica Fabio.
Matías Rodríguez Dávila, Natalia Bohe Aizpeolea y Fabio Miglierini
UNA SALA, MULTIPLES ESCENARIOS
Desde su apertura, Ma’ Que Teatro funciona como sala teatral y como espacio de formación. El lugar cuenta con una infraestructura sencilla pero funcional: escenario, iluminación propia y un salón amplio que se adapta tanto a clases como a funciones.
Actualmente, ofrecen nueve talleres entre ellos actuación, teatro musical para infancias y adolescentes, yoga, psicodrama y teatro espontaneo. La propuesta se apoya en una pedagogía que prioriza el cuerpo, el juego, la imaginación y la escucha.
“La estructura de los talleres parte del deseo de jugar, de probar. Trabajamos mucho desde la improvisación, desde el movimiento, el estar presente. No buscamos formar actores para un casting, sino habilitar la experiencia del teatro como algo transformador”, señala Fabio.
UNA ESCENA QUE SE ENCIENDE EN COMODORO
La sala también alberga funciones teatrales. Algunas son producciones propias del grupo, otras son espectáculos invitados. La idea es generar una programación estable, con variedad de estilos, lenguajes y públicos. En ese sentido, Ma’ Que Teatro no solo es un espacio de formación, sino también un escenario abierto a la comunidad.
“Queremos que el teatro sea accesible. Que la gente se acerque, que sienta que puede venir, mirar, quedarse, charlar. No queremos una sala fría ni distante, sino un espacio habitable, cercano, donde pasen cosas”, explica Fabio.
Las funciones suelen realizarse los fines de semana y se anuncian a través de redes sociales. Además, el espacio también está disponible para que otros grupos independientes realicen sus obras.
AUTOGESTION, TERRITORIO Y TRABAJO COLECTIVO
Uno de los pilares del proyecto es la autogestión. Todo lo que se ha construido —desde el acondicionamiento del espacio hasta la organización de funciones— fue hecho con recursos propios y el trabajo de sus integrantes.
“Todo lo que ves acá lo hicimos nosotros. Desde colgar luces hasta pintar las paredes. A veces, en medio del ensayo tenés que parar para cambiar una lámpara o arreglar una silla. Pero eso también es parte del teatro independiente”, dice Fabio entre risas.
La elección del barrio Juan XXIII no fue azarosa. Para los tres directores, instalarse allí era también una forma de descentralizar la actividad cultural y acercarla a otros públicos. El espacio se convirtió rápidamente en un punto de referencia, y muchos vecinos del barrio se acercan por curiosidad, interés o recomendación.
“Nos interesa habitar el territorio, generar redes, conocer a quienes viven acá. El teatro no tiene que ser algo elitista o alejado. Todo lo contrario: es una herramienta para pensar, para decir, para estar”, afirma.
MAS QUE TEATRO
El nombre del espacio, Ma’ Que Teatro, sintetiza el espíritu del proyecto. “Es una expresión medio en broma, medio en serio. Como diciendo ‘¡ma qué teatro!’”, cuenta Fabio.
Efectivamente, el proyecto trasciende lo estrictamente escénico. Es un espacio de encuentro, de formación, de reflexión. Una comunidad en movimiento que crece función tras función, taller tras taller.
En un contexto complejo para las artes escénicas, Ma’ Que Teatro demuestra que es posible construir desde abajo, con pasión, coherencia y presencia. “Acá no hay fórmulas. Hay trabajo, deseo y muchas ganas de compartir lo que amamos”, cierra Fabio Miglierini.