Esta vez, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, difundió en sus redes un análisis estadístico que cuestiona el desempeño arbitral a favor de Barracas Central, el club históricamente vinculado a Claudio “Chiqui” Tapia. Minutos después, el presidente Javier Milei amplificó el mensaje con un retuit que volvió a tensar la relación entre la Casa Rosada y el fútbol argentino.
El posteo de Sturzenegger señala que, desde la llegada de Tapia a la presidencia de la AFA, Barracas recibe un 8% más de fallos favorables y un 28% menos de sanciones en contra. Según el ministro, esta tendencia implicaría una ventaja de entre 9 y 18 puntos por torneo de 28 fechas. “Secame una nuca”, ironizó al final de su publicación.
El presidente Milei no tardó en intervenir y calificó de “demoledor” el estudio, reforzando la acusación de arbitrajes irregulares en favor del equipo cuyo presidente es el propio Chiqui Tapia. Para el Gobierno, se trata de otra muestra de falta de transparencia dentro de la AFA, organismo que la administración libertaria viene cuestionando desde hace meses.
El conflicto se intensifica en un contexto donde el oficialismo busca avanzar con la apertura del fútbol argentino a las Sociedades Anónimas Deportivas, una iniciativa que ya tuvo intentos fallidos. En 2024, el DNU que habilitaba la figura fue frenado por la Justicia, pero el Ejecutivo insiste en modificar el modelo de gestión de los clubes.
A la tensión política se suman antecedentes recientes que agravaron la crisis de confianza: fallos arbitrales polémicos, acusaciones de favoritismo y decisiones institucionales cuestionadas, como la polémica resolución que otorgó a Rosario Central un título en medio de fuertes críticas.
El frente económico también aporta su propio capítulo. El oficialismo impulsó la llegada de capitales externos al fútbol, como el fallido desembarco del magnate Foster Gillett, involucrado en negocios que terminaron mal con jugadores como Cristian Medina, Rodrigo Villagra y Valentín Gómez.
Así, mientras Sturzenegger exhibe números y Milei amplifica el mensaje, la disputa por el control político, económico e institucional del fútbol argentino ingresa en su fase más caliente. El contrapunto entre el Gobierno y Tapia promete escalar aún más en los próximos días.