Sin embargo, este diario pudo saber que desde la Policía se le pidió disculpas por la equivocación a la familia y se le pagaron las tres puertas que fueron destrozadas por la Guardia de Infantería al ingresar a la morada equivocada luego de que desde la policía convencional se "marcara" ese domicilio.
Creyendo que se trataba de posibles delincuentes, tras ingresar por la fuerza a la casa la Policía había precintado y arrojado al suelo a los inocentes, hasta que el hombre les gritó su apellido. El equívoco tuvo lugar en el marco de los allanamientos a la familia Millapi el viernes a la noche.