The Otherness lanza "Another Xmas" y prepara Broken Latitudes, su nuevo álbum

La banda comodorense presentó su single navideño y prepara el lanzamiento de un disco de 17 canciones junto a un libro digital-manifiesto que cuestiona el narcisismo, la violencia cultural y la lógica algorítmica del presente.

Para The Otherness, hacer música hoy no es solo una cuestión sonora. Es, ante todo, una forma de posicionarse frente al mundo. La banda integrada por Martín Cativa (guitarra y voz líder), Gonzalo Cativa (bajo y voz líder), Pablo Gaggioni (batería y coros) y Nico Klein (guitarra líder y voz) atraviesa una etapa de madurez creativa que se expresa tanto en las canciones como en el pensamiento que las rodea.

Ese proceso desembocará en Broken Latitudes, su próximo álbum de estudio, previsto para marzo de 2026, compuesto por 17 canciones y acompañado por un e-book homónimo. El libro digital no fue pensado como un agregado promocional, sino como una extensión directa del disco. “Sentíamos la necesidad de decir más cosas de las que entran en una canción”, explican en comunicación con El Patagónico. “Las letras abren preguntas, pero el e-book nos permitió desarrollar ideas que venimos hablando hace años como banda”

En paralelo, el grupo publicó “Another Xmas”, una canción que aparece como un gesto sensible dentro de este momento creativo. Grabada con Gaspar Benegas en piano, la pieza propone una lectura íntima de la Navidad, atravesada por la memoria, el compañerismo y la pérdida. “No nos interesaba la postal feliz. Nos interesa esa mezcla agridulce entre la melancolía y la esperanza perdurable de la tradición navideña. La Navidad también es un momento donde se hacen visibles las ausencias”.

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Foto: Max Klein.

Ese tono emocional dialoga con el espíritu general de Broken Latitudes. Tanto el disco como el e-book parten de una premisa compartida: “mirar lo negativo de frente y quedarse ahí, no ignorarlo”. Para The Otherness, evitar el conflicto o maquillar el malestar es una forma de violencia simbólica. “Vivimos en una época que nos pide estar bien todo el tiempo, producir, rendir, mostrarnos. La música, para nosotros, es un ámbito en el que se pueden presentar alternativas”

Los contenidos del grupo desarrollan esa idea con una mirada crítica sobre la cultura contemporánea. Allí aparecen reflexiones sobre la industria musical, el rol de los algoritmos, la estandarización del gusto y la ilusión de participación que ofrecen las redes sociales. “Creemos que hay una trampa muy grande en pensar que participar es dar like. Eso genera una sensación de comunidad que en realidad es falsa. El like representa un grado nulo de percepción".

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La crítica no se limita a la tecnología. El texto también aborda la normalización de discursos violentos en el mainstream, señalando el sexismo, la misoginia y la homofobia como elementos estructurales de ciertos relatos dominantes, más presentes hoy en géneros como el reggaetón, la cumbia, el hip-hop, el trap y el rap. Sin embargo, la banda evita colocarse en un lugar de pureza moral. “No creemos en las verdades absolutas”, aclaran. “También somos parte de este sistema y estamos llenos de contradicciones, como todo el mundo. Justamente por eso nos interesa pensar.”

El proceso de creación del álbum fue largo y atravesado por cambios vitales y geográficos. Parte de la pre-producción se realizó en Berlín, ciudad donde algunos integrantes viven y vivieron durante varios años, y otras instancias se completaron a distancia entre Europa y Argentina. “La incertidumbre es constante”, reconocen. “Estar en una banda independiente es convivir con no saber qué va a pasar mañana”

En ese contexto, la música aparece como un espacio de sostén. “La banda es un lugar donde nos acompañamos en momentos difíciles”, explican. “No hablamos solo de lo musical: hablamos de salud mental, de crisis personales, de estar lejos de casa. Todo eso entra en las canciones. El track que va a abrir el álbum, “All in All”, lo representa muy bien.”

En lo sonoro, Broken Latitudes refleja esa complejidad. El disco recorre distintos climas: canciones rockeras, baladas introspectivas, pasajes más rítmicos y momentos de mayor apertura melódica. “Todos componemos, entonces hay mucha diversidad”, explican. “El trabajo fue ordenar ese material y armar un disco que tenga sentido como obra.”

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Foto: Max Klein.

La relación con Gaspar Benegas vuelve a ser clave. Productor de su álbum debut “LMIRL” y del EP “A New Resistance”, su rol fue cambiando con el tiempo. “La idea es que cada vez tenga que trabajar menos”, señalan. “Eso significa que estamos entendiendo mejor quiénes somos y cómo queremos sonar”. Incluso al momento de mezclar, la banda evita referencias externas: “La referencia es la banda misma, cómo tocamos nosotros”.

Esa definición excede lo estético. Para The Otherness, sostener una banda hoy es un posicionamiento actitudinal, en la calle, el corazón y la mente. “Vivimos en una época muy individualista-narcisista”, afirman. “Todo está pensado para el ego, para la marca personal. Nosotros seguimos creyendo en el grupo, con todo lo que eso implica: conflictos, acuerdos, tiempos compartidos. Seguimos creyendo que el todo es mayor que la suma de sus partes”.

La obra del grupo profundiza esa idea al pensar la comunidad como algo frágil pero necesario. Aparecen allí reflexiones sobre el exilio, la migración, la desigualdad entre el norte y el sur global y la dificultad de construir lazos duraderos. “Renunciar a la comunicación es una forma de violencia”, escriben. Frente a eso, la música aparece como un acto de resistencia mínima pero persistente.

Mientras se acercan al lanzamiento de Broken Latitudes y proyectan futuras presentaciones en vivo, The Otherness consolida una propuesta que articula canciones, pensamiento y experiencia compartida. En un tiempo de ruido constante, la banda insiste en una idea simple y, a la vez, profundamente espiritual e irreverente: todavía vale la pena escucharse.

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