Un documental explora el cine y el pensamiento de Leonardo Favio

"Favio, crónica de un director", es dirigido por Alejandro Venturini y cuenta con testimonios de amigos, artistas y colaboradores del cantante y director de cine que recorren parte de su vida y su visión por el género. "Todos hablan sobre él con un afecto y una emoción como creo pocas veces se habla de un artista, en un ambiente donde además los egos son muy grandes", dijo el cineasta sobre el protagonista de su filme.
La historia personal, la inigualable obra y algunos de los pensamientos más lúcidos del cineasta argentino Leonardo Favio, autor de filmes como "Nazareno Cruz y el lobo" y "Gatica, el mono", son recorridos con cariño y admiración por el joven Alejandro Venturini, en su documental "Favio, crónica de un director", que se exhibe en salas porteñas y cuenta con su propio testimonio y el de algunos amigos, artistas y colaboradores del cantante.
Estructurado alrededor del audio de una entrevista que Venturini realizó en 2011 con Favio -a la que se agregan fragmentos de otro diálogo de 2008 que el director de "El dependiente" mantuvo con José Martínez Suárez-, el documental hace un repaso de su vida a partir de testimonios de personalidades que trabajaron con él, como el director Eliseo Subiela, el director de fotografía Juan José Stagnaro y los actores Edgardo Nieva y Graciela Borges.
"Todos hablan sobre él con un afecto y una emoción como creo pocas veces se habla de un artista, en un ambiente donde además los egos son muy grandes. Siempre mostraron un amor por Favio que es poco común de ver. Leonardo era una persona muy querida y por lo que logré percibir también los quería mucho a ellos. Era una persona muy sensible y demostrativa", señaló Venturini al ser consultado por el film.
Según contó el director, uno de los testimonios más emotivos y enriquecedores, por el nivel de información íntima y la forma cálida en que la expone, es el del cineasta Zuhair Jury, hermano mayor de Favio y autor del guión de varias de sus mejores películas, como "Crónica de un niño solo" (1964), "El romance del Aniceto y la Francisca" (1966), "El dependiente" (1969), "Juan Moreira" (1973), "Nazareno Cruz y el lobo" (1975) y "Soñar soñar" (1976).

OTRA FORMA DE VER A FAVIO

La película que fue declarada de Interés Cultural de la Nación, cuenta con música original de Iván Wyszogrod y además de hablar del origen proletario del artista, su difícil infancia en un reformatorio y sus primeros pasos en una formación artística autodidacta, se sumerge en el mundo íntimo y creativo de uno de los directores más influyentes del cine argentino, mostrando archivos inéditos y recreando episodios de su vida.
"En el momento en que le hice la entrevista no había tomado conciencia del valor del material que tenía entre manos, estaba adelante del mejor director de la historia del cine argentino, a quien además admiraba muchísimo y por eso estaba muy nervioso para darme cuenta de lo que él me estaba diciendo. Con el tiempo fui digiriendo el material, que me resultó muy inspirador", recordó el director sobre la entrevista que terminó dando origen al film.
Venturini afirmó que en esa entrevista realizada un año antes de la muerte del autor de "Perón, sinfonía del sentimiento", "de alguna forma estaba Leonardo Favio hablándole a un estudiante de cine, y creí que eso podía ser inspirador tanto para mí como para todos aquellos que estuvieran en el medio cinematográfico, porque era un mensaje que podía ser extensivo para otros jóvenes interesados en hacer películas".
Así a modo de homenaje, el film destaca uno de los legados que, para Venturini, Favio dejó para la posteridad: "el esfuerzo necesario para convertirse en cineasta".
"Él decía que para convertirte en director, al cine lo tenés que amar y debés meterte en todos los recovecos posibles para aprenderlo. Ese es el mensaje más fuerte. Cuando investigué su figura entendí que fue un autodidacta talentoso, pero que había un enorme esfuerzo detrás de ese talento", dijo el director de este largometraje que también echa luz sobre la visión que el propio realizador tenía del cine, haciendo un recorrido por su infancia en Luján de Cuyo (Mendoza), su incursión en el radioteatro, el arribo a Buenos Aires, su pasión por la música y la enorme influencia que el Peronismo tuvo en su obra.

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