Una comodorense que reside en Barcelona narra que la tensión se adueñó de esa ciudad

Sol Cristofakis nació en Comodoro Rivadavia. Hace unos años estudia en Barcelona. La joven asegura que luego del atentado en La Rambla, que el jueves dejó un saldo de 13 muertos y un centenar de heridos, la tensión se adueñó de esa ciudad. Sostiene que el clima de festividad que caracteriza a la urbe catalana quedó a un lado y que la gente habla con temor sobre lo sucedido. En tanto, una turista jujeña contó que gracias a que justo ingresó a una tienda de ropa, se salvó de ser embestida por la camioneta que conducía el atacante.
Eran las 17 del jueves y Sol Cristofakis miraba una película en su casa cuando comenzó a escuchar los ruidos de las sirenas. El alboroto la alertó y decidió enviarle un mensaje a sus amigos para saber qué sucedía. Sin embargo, se encontró con que tenía más de 60 mensajes de amigos que le preguntaban si se encontraba bien o si estaba en la Rambla de Barcelona.
Sol es una de las argentinas que por estos días es testigo del temor que se vive en la ciudad catalana. Es que el jueves, mientras miraba televisión una furgoneta blanca atropelló a decenas de peatones que caminaban por la Rambla, un símbolo del turismo de esa urbe española.
El ataque dejó un saldo de 13 muertos, más de un centenar de heridos y paralizó a la ciudad. Pero todo empeoró cuando en la madrugada del viernes, otro vehículo intentó atropellar a peatones en la localidad costera de Cambrils, a unos 100 kilómetros de Barcelona. Ese vehículo hirió a siete personas, una de las cuales murió el viernes.
La policía frenó el vehículo y abatió a cinco presuntos terroristas, quienes llevaban chalecos explosivos falsos y también atacaron a sus víctimas con cuchillos y un hacha.
Desde entonces, la vida cotidiana de Barcelona cambió dice la joven chubutense que decidió dejar Comodoro Rivadavia y continuar sus estudios universitarios en esa ciudad catalana.
"Ayer el clima era muy raro. Las calles están vacías teniendo en cuenta que en agosto las calles explotaban por la gran cantidad de turistas. Para que todos se den una idea de lo que era, había veces que no se podía caminar. Barcelona es conocida por el turismo joven y las fiestas. Pero eso por momento quedó de lado", contó.
Sol asegura que nunca se vivió una cosa similar en la ciudad y que su novio, quien fue testigo de un atentado en París, le había advertido que algo así podía pasar. "Mi novio es catalán y me acuerdo que hace un mes íbamos caminando por la rambla y me dijo que vayamos por el costado, por las dudas. En el momento yo pensaba que era paranóico, pero él había estado en el atentado de París y quedó sensible con el tema. Siempre tiene cuidado con los lugares turísticos. Ahora que pasó esto me pongo a pensar y tenía razón en muchas cosas", reflexionó en diálogo con El Patagónico.

SE SALVO POR ENTRAR
A UNA TIENDA DE ROPA
La Rambla de Barcelona es un lugar turístico de excelencia donde miles de personas pasean a diario. Carla Díaz, amiga Sol, se encontraba el jueves en esa zona. La joven oriunda de San Pedro, Jujuy, había decidido aprovechar la jornada para visitar a una amiga argentina en las afueras de la ciudad, y como debía esperar para tomar el transporte público decidió hacer tiempo en una tienda de La Rambla.
"Yo estaba con los auriculares mirando ropa cuando escuché un ruido de un auto. Pensé que era un accidente, pero la gente comenzó a entrar desesperada al negocio. Empecé a ver cómo los platos de los restaurantes volaban y me asusté. Nos quedamos ahí y a los 10 minutos llegó la policía. Como pude me volví al hostel donde me estaba quedando", relató.
Carla aseguró que en el momento comenzó a averiguar qué pasaba, pero no obtenía respuestas concretas. "La gente corría y corría. No entendía nada hasta que me dijeron que una furgoneta había atropellado gente. Me puse muy nerviosa y llamé a mi familia, es que hacía cinco minutos yo había estado caminando en el lugar donde mataron a 13 personas", lamentó.
Pero el calvario de Carla no terminó allí. La joven en diálogo con El Patagónico contó que después del ataque, asumido por el ISIS, las autoridades cercaron la zona y en los noticieros dijeron que habían colocado una bomba a metros del hostel donde ella se hospedaba.
"Pregunté en la recepción y no sabían nada. Pero arriba de mi hostel había helicópteros todo el tiempo. Estuvimos encerrados hasta la noche. Queríamos salir a comprar comida, pero pusieron un cartel que decía que si salíamos teníamos que ir con la documentación y nos recomendaban no ir a las zonas turísticas", describió.
"Al día siguiente mi plaza quedó cerrada. Los medios de transporte no paraban en el sector del atentado y tomaban otra ruta. Estaba lleno de policías, no había gente... No son días comunes en Barcelona", afirmó, aún sin poder creer lo vivido.

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