Previo a su detención el joven volcó el vehículo y protagonizó una fuga que culminó frente a la dependencia policial de Kilómetro 3.
Ni el viento que a esa hora ya pegaba con fuerza, ni un vuelco en el camino interurbano Roque González pudieron frenar el robo de un Chevrolet Corsa dominio GWV 161 que protagonizó Alexis Nicolás Ortellado.
Según pudo confirmar El Patagónico, todo comenzó alrededor de la 1:30, en el barrio San Cayetano, donde se encuentra la iglesia Hijos del Altísimo, sobre la calle O Donell.
A esa hora Abel Ruiz salió de la iglesia, puso en marcha su vehículo y volvió al interior del edificio, vaya a saber por qué. Sin embargo, cuando quiso volver al auto se encontró con una desagradable sorpresa: el vehículo ya no estaba.
VUELCO Y PERSECUCION
Enseguida Ruiz denunció el robo en la Seccional Sexta. Mientras tanto, en la jurisdicción de General Mosconi tomaban conocimiento de un posible vuelco, en el camino Roque González, que une la zona sur, a través del barrio San Cayetano, con la zona norte, por Saavedra y Kilómetro 3.
Los datos daban cuenta que un vehículo blanco había volcado a la altura de la panificadora Don Carlos. Sin embargo, al llegar los uniformados se encontraron con una llamativa escena: un guardabarros tirado con una chapa patente que llevaba el dominio GWV 161.
A través de los equipos de radio esto fue advertido por los agentes de la Seccional Sexta, quienes alertaron a sus pares que se trataba del vehículo robado en la iglesia.
Así comenzó su búsqueda en la zona, sorprendiendo a su ocupante en la calle Jesús Garré, donde se visualizó el vehículo con el techo, parabrisas y capot dañados.
Los agentes intentaron identificar a su conductor, pero escapó en dirección sur por la ruta Nacional N° 3. Sin embargo, fue emboscado frente a la Seccional Mosconi.
De esta forma, Ortellado fue detenido, en principio por encubrimiento, y por la tarde sometido a la audiencia de control de detención, donde recuperó la libertad, pero quedó imputado en la causa.
Mientras tanto, el vehículo continúa secuestrado, y el propietario lamenta la distracción que fue aprovechada justo enfrente de una casa de Dios.