Originada en Escocia en el siglo XVI, para luego trasladarse a otros lugares del mundo, esta celebración pagana se fue difundiendo por Latinoamérica en las últimas décadas y ya tiene una masiva aceptación en la Argentina con un modo de divertimento.
De allí que de modo grupal o individual, los chicos salen a las calles para recrear su mundo de fantasía y muchos comerciantes preparan golosinas para obsequiarles a fin de compensar un supuesto susto.
En tanto, los jóvenes invaden los locales bailables y confiterías para mostrarse con variadas representaciones de brujas, el muñeco Chucky y Jason Voorhees, pero también con otros de hadas como Tinker Bell, surgida de cuentos de Disney.