Aguirre: "muchos pensaban que como boxeador estaba acabado"

La incertidumbre tuvo su punto final en el gimnasio municipal 1, cuando promediando el cuarto round el joven de 25 años, y 8 meses sin actividad, conectó dos ganchos seguidos contra su rival acorralado contra las cuerdas, seguido de un cruzado izquierdo que definió la contienda. En su esquina, el entrenador "invisible", Darío Achaval también disipó las dudas planteadas en la antesala por Wilfredo Vilchez.
La última vez no había hecho su mejor presentación, le faltó entrenamiento. Incluso perdió por puntos y lo suyo había sido "un papelón", según se lo hicieron saber a Sebastián Aguirre (17 peleas: 14G de las cuales 9 KO y 3 PPP) a través de las redes sociales.
El rosarino de 25 años, hincha de la "lepra" y padre de familia reconocía que en parte tenían razón: le faltó entrenamiento ante el salteño Gustavo Pereyra, con el cual supo su tercera derrota por puntos.
"De calentura largué todo, yo ya ni pensaba boxear. Muchos pensaban que como boxeador estaba acabado. Me volví a Comodoro y me puse a trabajar hasta en que marzo me llamó Carlos Lago y me propuso pelear en uno de sus festivales. Yo le dije sí, pero sin mucha importancia. Hasta que 3 meses atrás me volvió a llamar para decirme que necesitaba para volver a subirme a un ring", rememoró Aguirre a El Patagónico.
Un entrenador y un preparador físico pidió Sebastián, Lago buscó y propuso a Darío Achaval, referente del kick boxing en la Patagonia. El rosarino aceptó y dieron en puntapié a la puesta a punto.
"Darío no solo sabe de kick boxing, sino también de boxeo. Y aunque no es entrenador en ello, tiene los fundamentos para trabajar en el guanteo. Además de que como preparador físico es uno de los mejores. Por ahí nadie lo sabe porque él mantiene el perfil bajo. Y eso es parte de su escuela, yo me puse a trabajar con él. Y supo marcarme errores que me lo recordó a la hora de salir al cuadrilátero", comentó el púgil.

CON LA GUARDIA EN ALTO
"No te guardes nada, tirá todo lo que preparamos y cuidate en las salidas", le recomendó Achaval desde la esquina a Aguirre, y el rosarino salió a demostrar que aún se mantiene vigente.
"Salí cebado porque sabía que estaba bien entrenado. Y si bien el primer round la idea era calentar músculos para no volver a lesionarme (en su última pelea se lastimó la mano izquierda) me di cuenta que podía con mi rival. De hecho en la última mano izquierda que metí, le alcancé a pegar con el meñique y sentí que algo se había roto. Pero yo estaba acá para sacar dudas. Para demostrar que tenía esquina, que no había entrenado solo y que tampoco tenía en entrenador 'invisible'. De hecho cuando cae mi rival en el segundo asalto, el árbitro se equivocó, porque yo no lo empujé, solo le pegué liviano pero al estar mal parado González (Rafael) se cayó. Y correspondía la cuenta", sostuvo.
En el tercer asalto el pupilo de Wilfredo Vilchez ya acusaba el desgaste. Aguirre lo supo y en el cuarto asalto salió a buscar la definición que se dio entre las cuerdas.
"Fue palo por palo y salió el resultado como quería. Porque lo único que me faltaba era volver a entrenar. Yo pasé por muchos entrenadores de Comodoro y en Buenos Aires. Y de todos aprendí algo. Solo me faltaba la puesta a punto y volver al ring", expresó.
La otra pelea de Aguirre fue al día siguiente, cuando el sábado por la mañana recorrió la obra social y los consultorios privados sin suerte para poder acceder a una placa de su mano izquierda.
"Mi idea es seguir en la actividad. Ahora queda saber qué tipo de lesión tengo y cuánto tiempo de recuperación va a demandar. Luego estoy dispuesto a continuar con un equipo que incluya más personas además de Carlos Lago y Darío Achaval", sentenció.

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