Báez: la zapatilla era de Thomsen

Así lo determinó el análisis de la Policía Federal. La pericia, que tomó seis meses en realizarse, se convierte en una de las piezas más incriminadoras del caso.

Este viernes por la mañana, luego de seis meses de investigación, la fiscal Verónica Zamboni recibió el resultado de una pericia clave en el caso: la zapatilla de lona negra ensangrentada encontrada en la casa que los diez rugbiers acusados de matar a golpes a Fernando Báez Sosa corresponde a Máximo Thomsen, según revelaron fuentes con acceso al expediente a Infobae.

El estudio realizado por el Laboratorio Scopométrico de la Policía Federal en Mar del Plata no solo determinó que la marca de la zapatilla estaba sobre el cuerpo de Fernando. La impronta de la zapatilla coincide también con el pie de uno de los principales acusados del crimen, según detectó el complejo análisis que comparó tanto la suela del calzado como la marca del pie en la plantilla.

No fue la única marca que la autopsia encontró en el cuerpo de Fernando, por otra parte. Hubo otra impresión de calzado que fue detectada, pero los investigadores descubrieron que era muy pequeña en tamaño, sin suficiente información para ser atribuida en los análisis a una zapatilla o un pie en particular. Sin embargo, no hubo problemas en detectar el rastro que Thomsen dejó en el cuerpo: la marca era lo suficientemente grande como para asegurar un resultado.

Los pies de los acusados fueron identificados uno por uno con una técnica especial que incluye comparaciones fotográficas, lecturas de ondas de luz mediante un videoespectrómetro y el uso de tinta litográfica, la misma que se usa para la toma de huellas dactilares, lo que comúnmente se conoce como “tocar el pianito”, pero con los pies.

Así, Thomsen, preso en la Alcaldía N°3 de La Plata junto a siete de sus cómplices y con su prisión preventiva confirmada por la Justicia, cobra preponderancia entre los acusados con una pieza de evidencia altamente incriminadora.

La acusación, sin embargo, no distingue: todos los acusados, bajo la imputación de homicidio agravado por alevosía, enfrentan la posibilidad de ser condenados a prisión perpetua.

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