“Me tiró un ladrillo” cuenta Luis Marioni a El Patagónico señalando el ventanal roto del viejo kiosco familiar ubicado en Artigas al 500 del barrio José Fuchs. Dice que el autor de los daños es su cuñado a quien denunció con nombre y apellido en la Seccional Tercera de Policía, pero sostiene que no le quisieron tomar la denuncia.
Marioni explicó que él tiene depresión crónica y sufre trastorno obsesivo compulsivo, por lo que su psiquiatra le recomendó vivir en tranquilidad. Pero desde que murió su madre, dice que vive el terror en persona junto a su hermano quien padece discapacidad.
Luis asegura que los hostigamientos son constantes. Se levanta el pantalón y señala lesiones en su pierna izquierda. Se arremanga y muestra una cicatriz en los brazos. Dice que le mostró todo a la Seccional Tercera de Policía, pero que no le quisieron tomar la denuncia por lo que hoy irá al Ministerio Público Fiscal.
“Me quiso dar con el cantero, que tiene en la punta, un fierro y hormigón”, relata Luis. Lo hace en voz baja dentro de su casa, porque aduce que del otro lado lo están escuchando. Cierra la puerta para que nadie lo escuche. Pide al fotógrafo que tome imágenes en la pared en donde hay manchas de pintura asfáltica, también de un pedazo de paragolpes que sostiene que voló desde el otro lado del paredón.
“No está casado con mi hermana, no se hizo cargo de su hijo, no tiene nada que ver con esta casa”, relata Marioni que cuenta sobre el esfuerzo de sus padres comerciantes y el miedo a perderlo todo en medio de la violencia. “Tengo depresión crónica, yo tengo que vivir en paz y con tranquilidad” reitera el hombre.