“Esta enredado”, le dice un trabajador a su compañero y ve a lo lejos un guanaco pequeño que no puede liberar sus patas traseras de un alambrado. El animal intentando escapar se lastima y se queja del dolor. Asustado por la llegada de los hombres solo atina a intentar huir, pero solo logra mover el alambrado.
Uno de los hombres decide así cortar el alambre dado que intentar tocar al animal no es más que un riesgo frente al estado de nerviosismo en el que se encuentra.
Con dos piedras finalmente logra su cometido, no sin antes ser víctima de varios escupitajos. Cuando el alambre se corta el guanaco escapa rápidamente mientras los trabajadores le gritan: “¡mal agradecido!”.
Los trabajadores serían de Comodoro Rivadavia y prestan servicios para una pequeña empresa de materiales que opera en suelo santacruceño.