El Papa encabeza la primera cumbre antipederastía

En simultáneo se realizan protestas en la que unas 40 víctimas que darán testimonios sobre sus abusos sufridos tras los muros de iglesias y conservatorios.

A partir de mañana arrancará en el Vaticano una cumbre antipederastía sin precedentes, que reunirá a los presidentes de todas las Conferencias Episcopales del mundo para abordar junto al Papa Francisco el problema de los abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes y religiosos.

Francisco pretende implantar un protocolo de actuación común en todos los obispados del mundo para prevenir estos abusos y acabar con el encubrimiento. Según estimaciones de las asociaciones de víctimas -con datos de comisiones de investigación estatales y eclesiales-, podrían ser entre 50 mil y 100 mil menores los que sufrieron maltrato físico y sexual en instituciones católicas en el mundo.

Aseguraron que el Papa estará presentes todas las sesiones de trabajo de la cumbre antipederastia del Vaticano. También acudirán diez mujeres en representación de las órdenes religiosas femeninas, además de dos funcionarias del Vaticano. En total habrá 160 participantes. Además, participarán algunas víctimas que contarán en primera persona su historia de abusos.

El sacerdote Hans Zollner, uno de los principales organizadores de la cumbre, adelantó la semana pasada que el encuentro girará en torno a varios temas centrales: la responsabilidad de los obispos, la rendición de cuentas, la mejora de los procedimientos y la transparencia.

Además, ante el encubrimiento por parte de las jerarquías que se han probado en muchos casos como en Boston (EEUU), Irlanda, Ballarat (Australia) o Chile, gran parte de los trabajos tendrán como objetivo enseñar a los obispos los métodos y procedimientos que tienen en su mano para denunciar estos delitos. De hecho, tal y como dijo Zollner, no se trata tanto de cambiar las reglas como de maniobrar "un cambio de actitud" pues las reformas que dispuso Benedicto XVI en 2001 y en 2010 "no bastan por sí solas para tratar estos casos".

De esta manera, puso el ejemplo de la desilusión que ha generado entre los católicos de EEUU los recientes casos de pederastia como el del excardenal estadounidense Theodore McCarrick o el informe de la Corte Suprema de Pensilvania (EEUU), que reveló que más de 300 sacerdotes abusaron de niños durante las últimas siete décadas. También se refirió a las revelaciones de la Iglesia católica alemana que documentaron que entre 1946 y 2014 se contabilizaron un total de 3.677 casos de abusos sexuales a niños.

"Test de credibilidad"

Por su parte, el exportavoz del Vaticano y encargado de moderar la cumbre antipederastia, el padre Federico Lombardi, indicó que sería "extraño" que determinadas conferencias episcopales todavía no se hubieran dado cuenta de la "gravedad" del problema de los abusos a menores y subrayó que la respuesta que ofrezcan a esta crisis será "un test de credibilidad para la Iglesia".

También insistió en la importancia de que los obispos lleguen a la cumbre de la próxima semana con los deberes hechos, es decir, habiéndose reunido con víctimas de abusos por parte de sacerdotes en sus respectivos países, tal y como les encargó el Papa.

Protesta de víctimas

En paralelo a la cumbre del Vaticano, la red Ending Clergy Abuse (ECA) se movilizaron unas 40 víctimas de estos abusos para darse cita en Roma, contar sus casos en ruedas de prensa, llevar a cabo acciones de protesta y demandar a la Santa Sede que implemente las recomendaciones que les dio en 2014 el Comité de la ONU sobre Derechos del Niño.

Uno de los españoles que acudió es Miguel Hurtado, que cuando tenía 16 años sufrió abusos sexuales por parte de un monje de la Abadía de Montserrat, Andreu Soler, unos abusos que fueron encubiertos por los dos últimos abades, según denunció.

Para Hurtado, el encuentro que va a tener lugar en el Vaticano convocado por el Papa es más bien "una cumbre cosmética" pues cree que "en cuatro días no se puede conseguir mucho". "Si el Papa se tomara en serio el tema de los abusos en la Iglesia hubiera organizado un Sínodo que durara dos o tres semanas", agregó.

Entre las acciones que se prepararon para esta semana en Roma, destacan una "gran protesta" frente a la sede de los Benedictinos en Roma y la entrega de una carta detallando cómo gestionó la Abadía de Montserrat el caso de Hurtado, pidiendo una investigación al Vaticano y el despido del abad.

Aunque desde el Vaticano dejan claro que el foco de este encuentro es la protección de los menores, será inevitable que también se hable de los abusos de religiosas por parte del clero. Desde la organización del encuentro reconocen que si en este encuentro se llega a un cambio de actitud, "esto también tendrá repercusiones sobre la violencia contra las mujeres y, en particular, las consagradas".

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