Hubo otro entierro masivo de lobos en Caleta

La mortandad de lobos marinos de un pelo a lo largo de decenas de kilómetros de las playas de pedregullo y arena de la zona norte de Santa Cruz no se detiene y constituye una tragedia faunística.

Aunque se presume que el deceso de algunos ejemplares pudo haber sido motivado por causas naturales, ya está confirmado que la mayoría pereció a consecuencia de la influenza aviar que hace más de un mes comenzó ser detectada y confirmada por el SENASA en la costa atlántica patagónica y también en la bonaerense.

Fue por ello que se activó un protocolo de bioseguridad no solo para enterrar a los mamíferos muertos sino que el mismo también rige cuando se atrapan ejemplares vivos que en muchos casos abandonan las playas e invaden la Ruta 3 y el paseo costero en Caleta Olivia.

La mayoría evidencia pérdida del sentido de orientación, debilidad y algunos se muestran con temblores, uno de los síntomas de la enfermad de referencia transmitida por gaviotas y cormoranes, según lo señalan los profesionales vinculados a esta temática.

Este viernes hubo otro operativo de enterramiento masivo en la zona de la reserva faunística situada a unos diez kilómetros al sur de Caleta Olivia, el segundo en menos de diez días.

En el primero se depositaron 25 cuerpos dentro de una cava de grandes dimensiones y este viernes se estimaba que iba a enterrarse un número similar, incluso varios cormoranes, y el cuerpo de un perro que fue hallado en la playa y, aunque no puede confirmarse que su deceso haya sido causado por la también llamada gripe aviar, el protocolo de bioseguridad rige para todos los casos.

En ese lugar se repitió la escena que se vio a principios de este mismo mes: una retroexcavadora de gran porte que formó otra profunda cava; cuatriciclos arrastrando chapas en la que se depositaban cuerpos de mamíferos que habían quedado esparcidos en un extenso trayecto de playa de pedregullo, un camión transportando líquidos desinfectantes y personal de Protección Civil y de la Secretaría de Amiente del Municipio, junto con un coordinador del Consejo Agrario.

Incluso se apostaron policías que tenían la misión de impedir que se acercaran curiosos, permitiendo solo el acceso de periodistas a una distancia prudencial.

Pudo saberse además que desde que se desató la influenza, al menos otros seis lobos marinos fueron enterrados en el área del relleno sanitario (basural), por lo cual se estima que hasta el momento ya murieron alrededor de 60 en el lapso de un mes, algo sin precedentes por una cuestión de enfermedad. Tampoco hay estimaciones certeras de cuánto tiempo más durará la influenza.

Hubo otro entierro masivo de lobos en Caleta

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