El seleccionado francés de fútbol llegó ayer a París con la Copa del Mundo que conquistó en el Mundial de Rusia tras superar el último domingo 4-2 en la final, en Moscú, a Croacia y lograr su segunda estrella. De la mano de su capitán, el arquero Hugo Lloris, el trofeo arribó a la capital francesa y recorrió la ciudad que estuvo colmada de fanáticos que salieron a las calles a recibir a sus futbolistas. La caravana pasó por los puntos emblemáticos de la capital y terminó en el Palacio Presidencial donde la delegación fue recibida por el presidente francés, Emmanuel Macron.
Cerca de las 17 -hora de Francia- el avión que trasladó al plantel desde Moscú aterrizó en París. Los camiones de bomberos del aeropuerto formaron un arco de agua de homenaje bajo el cual pasó lentamente el avión hasta el punto de detención. Los jugadores fueron recibidos por la ministra de Deportes, Laura Flessel, mientras el personal del aeropuerto cantaba “Merci les Bleus” (Gracias, Bleus).
Desde temprano, la gente salió a las calles de la capital para esperar a sus jugadores, que tras un breve recorrido en el micro tradicional se pasaron a un bus sin techo para celebrar el título junto a su gente, todo bajo un fuerte operativo policial tras los incidentes que se produjeron la noche previa, tras la conquista del título.
En Champs-Elysees estuvo el epicentro del festejo francés con miles de fanáticos que esperaban ver a sus ídolos con la copa del mundo frente al Arco del Triunfo. Hubo pirotecnia, y columnas de humo con los colores de la bandera francesa. Desde el micro, los jugadores le ofrecían el trofeo a la multitud y se sacaban fotos.
Mientras el micro descubierto de dos pisos avanzaba lentamente hacia el Palacio del Elíseo, sede de la presidencia, la escuadrilla acrobática de la fuerza aérea sobrevoló la emblemática avenida parisina formando emanando humo y formando la bandera tricolor roja, blanca y azul.
Después del desfile, los Bleus fueron recibidos por el presidente Emmanuel Macron en el Palacio del Elíseo, donde varios jóvenes estaban invitados a presenciar la recepción oficial, antes de que los jugadores se dirigieran al Hotel Crillon, en la plaza de la Concordia, para continuar con la fiesta.
Macron, quien estaba acompañado por su esposa Brigitte, pidió a los jugadores “no cambien porque -aseveró- este equipo es maravilloso porque es unido”.
Más temprano la presidencia había anunciado que los jugadores serán condecorados, en una fecha a determinar, con la Legión de Honor por los servicios prestados al país, como ya ocurrió con los integrantes de la selección que ganó el Mundial en 1998.