"Las relaciones son relaciones de poder, todos somos amos y esclavos"

La creadora de este universo futurista se pone en la voz de un varón para narrar una trama donde los géneros, en tanto relaciones de poder, se vinculan de un modo distinto al actual en una sociedad que se pretende igualitaria, o, mejor dicho, en igualdad de condiciones.
En "Estrógenos", la escritora y periodista Leticia Martin construye una trama futurista con relaciones de géneros transformadas en un mundo donde los varones son capaces de gestar y parir como lo hacen las mujeres, una novela para reflexionar sobre los vínculos humanos sin perder de vista la particular intervención de los dispositivos de la tecnología.
"¿Se agotó para siempre la necesidad de las mujeres de procrear? ¿A nadie le importa la continuidad?", se pregunta Martín, el protagonista de esta historia, al comienzo del libro cuando su novia le manifiesta el deseo de no engendrar. Pero gracias a las técnicas de fertilización y el consumo de estrógenos, en este mundo de ciencia ficción, físico y virtual a la vez, los cuerpos masculinos se embarazan.
La creadora de este universo futurista es Leticia Martin (1975), autora de "Breviario o el oficio religioso" "El gusto" y "La coronación del peón", quien con su segunda novela "Estrógenos" (Galerna) se pone en la voz de un varón para narrar un trama donde los géneros, en tanto relaciones de poder, se vinculan de un modo distinto al actual en una sociedad que se pretende igualitaria, o, mejor dicho, en igualdad de condiciones.

-Télam: La condición de varones gestantes sirve para pensar el modo en que se trastocan las asignaciones tradicionales en torno a sexos y géneros. "Quiero ser padre, no quiero ser mujer", dice Martín. ¿Qué significa esto?
-Martin: El personaje de Martín quiere experimentar en su cuerpo algo que el orden natural no le asignó. Por eso se permite, a partir de la aplicación de estrógenos y la inseminación asistida, correr ese límite. La pregunta que subyace al relato liso y llano es la vieja pregunta por la naturaleza y la cultura. Mis preguntas eran: ¿hasta dónde podemos modificar la naturaleza utilizando el argumento de que la cultura nos oprime y nos violenta, nombra, cierra sentidos y nos condiciona? Creo que luego de leer el "Manifiesto contrasexual" de Beatriz Preciado y de pensar que se estaba malinterpretando a Michel Foucault, encontré un poco el rumbo de la novela y decidí extremar ciertas líneas de la historia.

-T: ¿Hubo, en ese sentido, una búsqueda por generar incomodidad o proponer un giro crítico sobre las relaciones sociales?
-Sí, tengo una mirada crítica sobre las relaciones sociales. Me interesa qué tipo de relaciones se establecen, cómo se modifican en el tiempo, cómo se naturalizan y cristalizan en posiciones diversas. En la novela me ocupé de generar incomodidades no sólo en mí, que escribí desde un narrador que no se corresponde con mi género sexual, sino en el lector, que va a encontrarse con las rarezas de un mundo futuro donde las relaciones entre los géneros se han modificado sustancialmente.

RELACIONES DE PODER
T: En la inversión de los géneros subyacen relaciones de poder. Me refiero, por ejemplo, al modo en que aparecen las mujeres en esta novela: abandónicas, tiranas, aprovechadoras.
-M: Todas las relaciones son relaciones de poder. Las mujeres no estamos exentas de ocupar distintas posiciones en las relaciones que entablamos. Todos somos amos y esclavos en algún momento. A veces se habla de las mujeres como de seres siempre doblegados, siempre subalternos, siempre dominados. El peligro de esos discursos, es que terminemos realmente creyéndonos el lugar de la víctima. ¿Eso quiere decir que no hay hombres que abusen de sus posiciones de poder? No. ¿Quiere decir que no me preocupan las mujeres que son asesinadas a manos de sus parejas? Tampoco. Las cosas son de un modo y del otro a la vez. No me siento cómoda con el concepto del 'patriarcado' porque borra una serie de aspectos del problema. El matriarcado que trazo en mi novela no hace más que evidenciar que las cosas no son su tesis o su opuesta antítesis, únicamente.

-T: Otro tema de la novela es la identidad, como ocurre con los derechos constituidos antes de nacer que ficcionalmente llamás "ciudadanos prenatales". Es interesante leerlo en el contexto de nuestro país que hace décadas reclama el derecho al aborto, ¿hay una sátira en eso? ¿Cómo lo pensaste?
-M: Buscamos tanto la extensión de la vida y la demora del momento de la muerte, que me pareció verosímil que en el futuro se amplíen los márgenes de estas convenciones. Y como todo tiene su correlato en la virtualidad, debí pensar el modo en que, también la vida, iba a tener que comenzar a existir virtualmente antes del nacimiento. Por esa razón la existencia se inicia en el Nit apenas se cargan los primeros datos de las personas en ese espacio virtual, cuando todavía están en el vientre de sus padres.

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