"Mi papá es cura, me abandonó y ahora habla de cuidar 'las 2 vidas'"

Agustina Gamboa tiene 18 años y su progenitor es un sacerdote salteño muy reconocido en sus pagos. Denuncia que hace cuatro años que no lo ve y critica su postura "a favor de las dos vidas" siendo que a ella la abandonó.

Agustina Gamboa a los tres años se fue a vivir a Buenos Aires con su mamá y su "papá del corazón", pero creció con la certeza de que su padre biológico era un hombre al que casi todo el mundo también llamaba "padre": el sacerdote Carlos Gamboa, de Salta.

Su madre nunca le ocultó la historia y ella quiso conocerlo, sin embargo, cuando lo conoció, a los siete años, estuvo lejos de lo que la chiquita había imaginado, no hubo calor de hogar paterno, ni abrazos ni besos. Se conocieron en una estación de servicio de Salta, refugiados de la mirada de los otros. Su padre, el padre Gamboa, le dijo "te quiero mucho", le regaló caramelos, un juguete y no la volvió a ver por mucho tiempo.

"No me llamaba ni para los cumpleaños", contó a Infobae Agustina, quien nunca pudo considerarse amada por su padre. El último domingo, ya con 18 años, la chica dio a conocer su historia en las redes sociales. Publicó una carta extensa que llevaba años escribiendo y que difundió, finalmente, en una fecha que no es casual: a casi una semana del debate y votación por la ley de aborto seguro en el Senado.

"Lo escuché en una nota periodística hablando de salvar las dos vidas, repetir los slogans de 'toda vida vale', y eso me motivó a hacer pública esta carta que venía escribiendo hacía muchos años y con mucho miedo", explica la chica y agrega "sus expresiones en contra del aborto me generaron bronca y ganas de dejar de ser cómplice de su hipocresía. Nadie sabía y yo no lo decía. Para mí fue siempre una disyuntiva muy complicada”.

El debate sobre el aborto agitó su ardor interno. "Mi idea respecto del aborto fue más fuerte que todo lo personal y todo el miedo. Ya perdí las esperanzas de que mi viejo pueda ser mi viejo”. Carlos Gamboa es un sacerdote muy conocido en Salta. Su hermano mellizo Víctor, también: es un dirigente gremial docente de esa provincia. Agustina cuenta que ella y su mamá siempre estuvieron presionadas para no hacer pública la historia del cura que tiene una hija. "Él no quería perder el privilegio de su vida económica y social", interpreta la joven.

Agustina nació en mayo de 2000 y fue anotada con el apellido de su madre, Arias, porque el cura Gamboa no quiso hacerse cargo. Pero dos años después, tras una decisión judicial, fue reconocida por su padre y su apellido paterno se incluyó en el acta de nacimiento. "Si bien estoy viva, si fuera por él estaría en completo abandono, esa es su hipocresía", comenta.

La chica dice que la relación con su padre fue "por conveniencia". "Él cada tanto me veía para que yo no lo escrache. El poco vínculo que tuve con él fue para tener tranquilo todo manejado y controlado", revela.

"Fui víctima de todas estas manipulaciones que me afectaron psicológicamente, el abandono del niñx que sí nació es tan destructivo para la personalidad que hace que aún hoy siga con dificultades a la hora de vincularme y de conformar mis relaciones personales a tal punto que llegué a pensar que no merecía ser querida", confiesa Agustina en su carta, quien cuenta que además para recibir la cuota alimentaria que es su derecho por ley tuvo que llegar hasta un litigio judicial.

"Carlos Gamboa en la entrevista habla de que la Iglesia debe formar y respetar a las personas pero él nunca lo hizo conmigo, sus acciones afectaron mi forma de ser (…) Por eso cuando en la entrevista se pronuncia 'a favor de las dos vidas' y dice 'no lo dañemos más con otro abuso' debo afirmar que el daño que me hizo es irreversible", agrega la chica en su texto.

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