Morir en la calle: la deuda social del Estado ya costó tres vidas

En los últimos cuatro meses, tres hombres fueron encontrados sin vida a la intemperie. Se trata de personas que vivían en situación en calle y sufrieron la dureza del invierno patagónico. Desde la Dirección Municipal de Adultos Mayores aseguran que el área les brinda contención a quienes viven en la extrema pobreza, pero que mucho no quieren ser ayudados.

Raúl V. tiene 54 años y hace más de dos décadas que vive en la calle. Sus recuerdos no los puede expresar más que en monosílabos. “Me cuesta hablar”, dice mirando a sus perros que lo acompañan a todos lados.

Su vida en la calle comenzó cuando se rindió en su lucha contra el alcohol, enfermedad que lo llevó a perder todo contacto con sus familiares. “Se cansaron de buscarme. Ahora algunos de ellos ni me miran cuando los cruzo por acá (en la plaza de la Escuela 83)”, lamenta.

Raúl en su campera lleva un antiguo DNI con su fotografía en blanco y negro. Asegura que lo tiene por si “pasa algo; la cosa esta jodida”. Por momentos pierde el hilo de relato y se hace muy difícil entenderlo. Pero hay algo que no olvida y repite constantemente: “no publiques mi apellido en el diario, no quiero que mi familia se sienta avergonzada”.

La historia de Raúl es la de muchos indigentes que deambulan por la ciudad sin tener un techo. La defensora pública, Patricia Aranda, al ser consultada por El Patagónico aseguró que en el último tiempo aumentaron los casos de este tipo que llegan al organismo provincial, donde se busca que las personas puedan cambiar su vida. Un desafío complejo.

Lo cierto es que la problemática de las personas en situación de calle preocupa y quedó expuesta su crudeza luego de la muerte de C. M., que fue encontrado el viernes 15 de septiembre en calle Libertad, entre San José de Jáchal y Constituyentes, del barrio Pueyrredón.

El hombre tenía un corte superficial en la ceja izquierda, pero los investigadores descartaron que haya sido producto de un homicidio y se convirtió en la tercera persona fallecida en estado de abandono en los últimos cuatro meses, luego del fallecimiento de Miguel Vicente Esparza, quien fue encontrado el 1 de junio debajo de unos cartones en la plaza situada detrás de la Comisaría Mosconi; y la muerte de Pedro Bayón, que abandonó el lugar donde murió su compañero y 20 días después falleció en el barrio Los Arenales, también por las frías temperaturas del invierno en esta ciudad.

Desde la Dirección de Adultos Mayores, al ser consultados por la situación de quienes viven en la calle, señalaron que es una problemática difícil de manejar, ya que los involucrados muchas veces se niegan a ser ayudados o luego de un tiempo vuelven a esa condición.

PROBLEMATICA COMPLEJA

Viviana Traversa, titular del área municipal, aseguró que la mayoría de las personas en situación de calle tienen un promedio entre 30 y 40 años, y que por lo general sufren problemas de salud mental, alcoholismo u otras adicciones que deterioran su cuerpo y su imagen.

“Hay veces que nos llaman desde Defensa Civil o particulares que nos dicen 'encontramos un abuelo’ y cuando nos acercamos nos damos cuenta de que no es un abuelo sino una persona joven que no pasa los 40 años. Nosotros nos hacemos cargo, pese a que no nos corresponde, pero es muy difícil trabajar en esta problemática”, detalló Traversa.

Según explicó la directora, en primer término los profesionales evalúan la salud mental de cada una de las personas, luego se tramita su jubilación para que puedan tener un ingreso mensual y por último se averigua si tienen familiares y por qué se encuentran en una situación de calle, encontrando en los casos un factor común.

“La mayoría de las personas son alcohólicas y eso genera la pérdida de los vínculos. Van quedando solos y cuando llegan a la vejez esto lo golpea aún más en todos los sentidos. Todas las personas que están en situación de calle tienen a alguien y muchos se cansan cuando no les hacen caso y vuelven a sus vidas en la intemperie. Por eso se puede decir que hay como una especie de abandono de persona”, explicó la funcionaria.

En este sentido, Traversa sostuvo que los indigentes son considerados personas que no pueden vivir solas y que necesitan un acompañamiento terapéutico constante, pero aseguró que muchos de ellos rechazan la ayuda de familiares y especialistas.

Por eso advirtió que el tiempo de acción para proteger a las personas en situación de calle es muy limitado, ya que se agotan los recursos de los familiares y del Estado porque a un indigente “no se lo puede internar en contra de su voluntad”.

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