Una perra se cayó a un piletón de petróleo sin señalizar

La mascota había sido llevada por su dueña a pasear por una zona de descampados en el barrio Próspero Palazzo. Otra vez, resaltan la falta de controles en la seguridad de los yacimientos dentro del ejido urbano.

La indignación de la propietaria de la perra fue tal que decidió compartir las fotos de cómo quedó su mascota embadurnada en petróleo en las redes sociales. El objetivo, fue uno solo: advertir a otras personas del peligro de este lugar que no cuenta con ningún tipo de cercado ni señalización.

"Todo sucedió el sábado, sacamos a pasear a nuestra perra al campo en inmediaciones del barrio Próspero Palazzo para que corra y juegue, pero nos encontramos con el peor escenario", relató Eliana. Es que en un momento, sin poder advertirlo en medio de la maleza, la perra desapareció de su vista. "Se cayó (adentro de un pozo), la mitad de su cuerpo quedó inmerso en el petróleo", detalló la joven que sintió desesperación e impotencia por no saber cómo ayudar a su perrita.

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La mujer explicó que en la zona donde se encuentra este piletón de petróleo "no hay ningún tipo de señalización ni aviso, sin tapa y sin ningún tipo de cuidado, al aire libre. Es una vergüenza que tengan eso ahí sin avisos, deberían aunque sea, señalizarlo", lamentó.

El descampado está ubicado en frente al barrio de Petroleros en el barrio Própero Palazzo que rodea el camino alternativo Mario Morejón, que conecta Km 5 con Km 8.

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No sería la primera vez que un animal cae en ese pozo, ya que según pudo observar Eliana, habían liebres, gatos y otros perros que no lograron salir. "No puede quedar esto así como está, siendo un peligro total" y no solo para los animales sino para niños que concurran a esa zona a jugar.

Por esta razón, volvieron a pedir que se cumpla con la Ley de Hidrocarburos, la cual establece que para dejar una locación se debe informar con antelación a la Secretaría de Energía de la Nación para que esa oficina realice la señalización de los pozos que ya no están en producción. Las exigencias estándar plantean que un pozo sellado lleva tres tapones de cemento y arriba un dado de un metro cúbico de hormigón.

UN ACCIDENTE EVITABLE

El martes 8 de marzo de 2016, Manuel, se electrocutó con un transformador en las inmediaciones de un yacimiento petrolero situado en proximidades del ejido urbano de barrio Laprida.

Esa tarde, cerca de las 19, estaba entrenando en el polideportivo del barrio, en la zona conocida como "Las Latas" de Manantial Rosales, cuando se le ocurrió junto a su amigo Alan ir a jugar a unos 80 metros, donde se encuentra el pozo 1001 del yacimiento Don Ernesto.

Así treparon la pequeña loma y llegaron a este pozo que se encuentra fuera de producción. Corriendo entraron a una de las jaulas, donde había un extraño artefacto que terminó siendo un transformador de alta tensión. El golpe fue inmediato y apenas Manuel lo tocó sufrió la descarga y salió despedido hacia atrás ante la temerosa mirada de su amigo.

Quedó seminconsciente y el dolor le impedía moverse. Como pudo le pidió ayuda a Alan quien atinó a arrastrarlo del brazo izquierdo, ya que el derecho le dolía mucho a Manuel, y así lo llevó hasta la ladera de la lomada.

Desde allí, desesperado, Alan comenzó a pedir ayuda y por fortuna su madre, que se encontraba en el patio de su vivienda alcanzó a escuchar su voz. La mujer llevó al niño herido hasta su casa y llamó a su padre, quien decidió trasladar a su hijo por sus propios medios.

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Mario Quinteros en el yacimiento donde se accidentó su nieto.
Mario Quinteros en el yacimiento donde se accidentó su nieto.

Así llegó al Hospital Alvear donde intentaron gestionar su traslado al Hospital Regional, ya que no contaban con un especialista para este tipo de casos. Sin embargo, fue en vano, ya que el centro asistencial no tenía camas disponibles, por lo que Manuel luego de una hora fue trasladado a la Clínica del Valle donde se recupera de las lesiones que sufrió, luego de que se analizó su posible traslado a Buenos Aires, lo cual fue desestimado por la imperiosa necesidad de intervenirlo quirúrgicamente.

Es que la descarga, según explicó su abuelo, le ingresó por el brazo derecho, con el cual se tomó del transformador, y tras recorrer parte del lado derecho de su cuerpo salió por la planta de su pie, causándoles lesiones en mano, antebrazo, axila, tórax, abdomen y pie derecho.

Fue un accidente que se podría haber evitado si tanto si los organismos estatales y la empresa Patagonia Petrolera SRL, adjudicataria del pozo donde ocurrió, hubieran tomado las medidas de seguridad que impone este tipo de actividad en el medio de un ejido urbano como el de Comodoro Rivadavia.

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