"Acá hubo un Estado terrorista y su única guerra fue contra la sociedad civil"

Publicado por Sudamericana, el libro se sirve de diversos archivos militares, actas, directivas, evaluaciones, así como de más de 50 testimonios de antiguos militantes, jefes sobrevivientes de las organizaciones armadas y represores para darle forma a su investigación.
"Los doblados", el nuevo libro del periodista Ricardo Ragendorfer, reconstruye a la manera de un trepidante thriller policial las infiltraciones del Batallón 601 de Inteligencia en la guerrilla argentina, configurando un estremecedor relato a través de diversos planos que ponen de relieve la figura de la traición, elemento determinante para la toma del poder por parte de los militares el 24 de marzo de 1976.
Publicado por Sudamericana, el libro se sirve de diversos archivos militares, actas, directivas, evaluaciones, así como de más de 50 testimonios de antiguos militantes, jefes sobrevivientes de las organizaciones armadas y represores, entre otros materiales con los que Ragendorfer trabajó a lo largo de una década para darle forma a una investigación que a pocos meses de su aparición ya se convirtió en un éxito de ventas.
- Télam: ¿Cómo surgió la idea de armar este libro y cuánto tiempo llevó escribirlo?
- Ragendorfer: Todo empezó con una serie de entrevistas a un represor del Batallón 601, el mayor Carlos Españadero. En su boca estaba la historia del "Oso" Ranier, el famoso soplón infiltrado en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). En base a esos encuentros escribí una nota, creo que se llamaba "El exterminador da su versión". Claro que entonces no imaginaba que esos ocho mil caracteres serían la base de un libro. Pero fue así: ese viejo texto fue a "Los doblados" lo que el artículo "Maldita Policía" a "La Bonaerense".
- T: En el prólogo se lee que la figura de la traición es el único tema que aún no había sido abordado, al menos profundamente, por la variada bibliografía de la última dictadura militar. ¿A qué pensás que se debe esa falta de investigación?
- R: No lo sé con exactitud. Tal vez por ser un capítulo "maldito" en un tema ya de por sí terrible. Aclaro que en el libro no me refiero a quienes, en cautiverio y bajo tortura, dieron nombres, casas y otros datos; por el contrario, acá hablo de personas que sin haber perdido la condición de sujetos responsables de sus actos incurrieron en la traición, ya sea por dinero, por motivos ideológicos o por algún encono.

RECURSOS LITERARIOS

- T: A través de la lectura se impone el recurso del montaje cinematográfico: planos diversos que representan el cuadro de una época. ¿El cine fue parte de la construcción del relato?
- R: Es posible. Pasé parte de mi infancia viendo películas en continuado desde la butaca de un cine de barrio y quizás eso se me hizo carne. Incluso, a veces hasta siento que hago cine sobre la página en blanco. Por lo pronto, mi mujer dice que algunos pasajes de "Los doblados" -especialmente las coreografías de las operaciones guerrilleras- le recuerdan a ciertas escenas de "Estado de sitio", la película de Costa-Gavras sobre los Tupamaros.
- T: Cuando describís el "Operativo Dorrego" señalás que la Juventud Peronista tenía intenciones de confraternizar con suboficiales de las Fuerzas Armadas para poner en duda la autoridad militar y así encarar una causa común de liberación. ¿Pensás que la izquierda fue víctima de su propia ingenuidad en el análisis político del momento?
- R: Eso ocurrió en la primavera de 1973 y -para que el lector entienda- se trató de una campaña conjunta de bacheo entre la Juventud Peronista (JP) y el Ejército. Y, en efecto, el propósito de la JP era cooptar a la oficialidad joven. Una estrategia que, a la luz de aquellos días, no dejaba de ser válida. Claro que por ese entonces era difícil imaginar que, en realidad, el "Operativo Dorrego" fue el espacio propicio para que la inteligencia militar hiciera el primer trabajo de campo desde el regreso de la democracia sobre una organización política de izquierda.
- T: ¿El trabajo del Batallón 601 de Inteligencia fue un factor clave para la llegada de los militares al poder?
- R: Al arrogarse el Ejército, según su propio léxico, la "responsabilidad primaria de la lucha contra la subversión", el Batallón 601 pasaba a ser el órgano rector del terrorismo de Estado ante el cual debía subordinarse el resto de los servicios de inteligencia.
- T: ¿Qué opinión te merece la postura oficial sobre el terrorismo de Estado?
- R: En lo conceptual, lo que hubo fue precisamente eso: terrorismo de Estado, y no una "guerra sucia", 'Dirty war', según los manuales norteamericanos. Un término que los jerarcas de la dictadura empezaron a usar en 1977, cuando -en el plano internacional- sus aberraciones represivas ya eran inocultables. Acá hubo un Estado terrorista y su única guerra fue contra la sociedad civil. Creo que se trata de un debate ya saldado por la historia.

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