Como si un avión hubiera aterrizado sin autorización

El controvertido atraque en el puerto de Comodoro del Mishima Maru VIII puso al desnudo nuevos aspectos confusos que desencadenó el coronavirus, una pandemia que en esta provincia ya se cobró 1.021 vidas, 472 de ellas en Comodoro y Rada Tilly.

Pese a la negativa de las autoridades locales, el capitán de un pesquero con 22 tripulantes con COVID ingresó esta madrugada al puerto de Comodoro pidiendo “ayuda humanitaria”. Rubén Meloni había recibido la orden de fondear en la rada exterior del amarradero, pero ante la gravedad de la situación y con el respaldo de la Asociación gremial respectiva levó anclas y procedió a ingresar bajo su exclusiva responsabilidad.

Desde la Asociación Argentina de Capitanes y Pilotos de Pesca sostienen: “Estamos transitando la peor cara de la pandemia. Desde el Ministerio de Salud de la Nación se sigue desoyendo la indicación de los organismos de las Naciones Unidas respecto a la vacunación urgente de marinos y demás tripulantes de medios de transporte”.

En ese contexto, aseguraron que “la subsecretaria de Salud de Chubut Viviana Youglar ha negado la elemental asistencia humanitaria a 30 argentinos tripulantes del pesquero Mishima Maru siendo que 22 de los mismos presentan síntomas de distinta gravedad y los 8 restantes están condenados a un contagio seguro si no son separados de los enfermos en forma inmediata”.

TAMBIEN EN DESEADO

El “Maru VIII” viene a sumarse a la delicada situación por la que atraviesan otros cuatro buques pesqueros fondeados frente a Puerto Deseado y a los cuales también por disposición de las autoridades sanitarias locales se les niega el ingreso a puerto bajo pretexto de cumplirse con el protocolo que indica que los buques infectados pasan a ser para sus tripulantes su lugar de internación, a pesar de las deficientes condiciones sanitarias de las que gozan y el natural hacinamiento que se produce en buques de este tipo.

Frente a esta situación, el secretario general de la Asociación de Capitanes de pesca, Jorge Frías, literalmente expresó: “La situación es intolerable, las autoridades provinciales han apagado sus teléfonos, la administración del puerto nos niega el permiso de entrada y el propio armador y dueño de la empresa a la que pertenece el buque ha radicado una exposición ante la Prefectura Naval Argentina por lo delicado del estado de salud de algunos tripulantes, incluso su capitán”.

“Es por ello que se ha tomado la decisión en forma conjunta con el capitán del pesquero de levar anclas y proceder al ingreso a puerto más allá de la negación de ayuda humanitaria que Comodoro Rivadavia está llevando a cabo en este momento”.

Al momento de redactarse esta crónica, desde el Mishima Maru VIII el capitán irradió el siguiente mensaje: “Siendo la hora 23:30 informo que de acuerdo al cuadro de situación a bordo producto de aparente contagio de COVID y por el estado de mi propia salud, decido zarpar para amarrar el buque en muelle solicitando atención médica inmediata. Empresa armadora informada”.

Todas las fuentes marítimas coincidieron en afirmar que la situación no registra antecedentes y que equivale al aterrizaje de una aeronave sin permiso de la torre de control, aunque aclaran que -además de estar la decisión perfectamente justificada- en el caso de la operación de un buque, no hay riesgo para la vida de tripulantes o personal de tierra y que a bordo ya contaban con la información respecto a la existencia de al menos un muelle disponible para recibir a la embarcación.

Desde el sindicato informaron que en el muelle se encontraba el delegado gremial de pesca Omar Roldán, quien se transformó en el responsable de tomar los cabos que sus compañeros le arrojaran desde el buque para poder amarrarlo a muelle con seguridad.

En horas de la noche del jueves, el propietario de la nave Carlos Diego Villareal se presentó en la Prefectura de Comodoro Rivadavia para efectuar lo que en la jerga naval se denomina “exposición”. En la misma y en duros términos el empresario manifestó que habiendo tomado conocimiento que abordo de la nave de su propiedad se estaba desarrollando un brote de COVID-19 y que al menos 22 de los 30 tripulantes se hallaban infectados, ordenó el cambio de destino de la misma indicando al capitán que ponga rumbo a Comodoro Rivadavia para solicitar asistencia médica.

Reafirmó su decisión por el aparente estado de gravedad de dos de los marinos y ofreció hacerse cargo de los gastos que demandare la eventual puesta en aislamiento de los tripulantes más leves en algún hotel de la zona. Pero ante la negativa expresada por la administración local, manifestó que deslindaba su responsabilidad en cabeza de las distintas autoridades responsables por el mantenimiento de los 30 pescadores confinados a bordo del buque.

Resulta necesario indicar al mismo tiempo que el protocolo sanitario aprobado por el Ministerio de Salud de la Nación y el Ministerio de Transportes considera al “confinamiento obligatorio en buques o artefactos navales infectados” como una práctica aceptable a pesar que la misma es considerada como una violación de los elementales derechos humanos de los trabajadores marítimos por casi todos los organismos internacionales en la materia.

De hecho la propia ministra Carla Vizzotti reconoció días atrás que “no se está cumpliendo lo normado por la Organización Marítima Internacional pero que los marinos deberían esperar”.

Por su parte la Prefectura Naval Argentina, tiene caratulado el caso como “SAR” 59/21 y ha establecido que desde abordo se debía informar el estado de la tripulación a las 07 de este viernes. A la luz de los sucesos y habiéndose concretado el amarre de la embarcación a las 01.21, el reporte sanitario desde el mar seguramente será dejado sin efecto.

Fuente: Infobae

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