Cómo sigue la causa judicial por los casos en el Jardín 406

Hasta el viernes se habían tomado 42 denuncias por abusos cometidos contra niños de 3 a 5 años, pero no se descarta que sigan aumentando. A la furia que estalló el miércoles con protestas y la quema de un auto, marchas y cortes de ruta en los días posteriores, se sumó el sábado por la noche una pueblada frente a la casa en la que se sospecha que permanecía escondido el acusado.

Fausto veía actitudes raras en su hijo. Esas actitudes se iban repitiendo cada vez más, pero nunca pensó en lo peor. Hasta que llegó el fatídico miércoles 9 de noviembre. Ese día quedará marcado en la memoria de Fausto como en la historia de la comunidad de Comodoro Rivadavia.

Como todos los días, él salía a trabajar mientras su esposa llevaba a su pequeño a la Escuela de Nivel Inicial 406 del barrio 9 de Julio. Cuando estaba llegando a la institución, empezó a ver humo. La primera reacción fue que el establecimiento se estaba prendiendo fuego. Continuó su camino y vio que el humo venía de cubiertas que se quemaban sobre el asfalto. A un costado estaba un grupo de padres furioso. Lo peor estaba a punto de pasar.

Fausto se enteró de la situación mediante una llamada de su esposa. Le dijo que si pasaba algo raro que lo volviera a llamar. A los cinco minutos volvió a sonar el teléfono: “venite ya por favor”, fue el ruego de su esposa.

Fausto tomó su vehículo y recorrió los 20 kilómetros que lo separaban de Comodoro. La distancia parecía infinita.

Mientras más personas llegaban a las inmediaciones del Jardín 406, un grupo de policías se aproximó a la entrada de la institución. Los padres querían que la directora diera explicaciones y exigían que los efectivos liberaran la puerta. “Discúlpennos, pero es nuestro trabajo. Si no cumplimos las órdenes nos echan. Entendemos su dolor”, les explicaba uno de los policías que veía cómo una abuela lloraba pidiendo explicaciones de por qué un docente de música podía haber abusado de niños de entre 3 y 5 años.

Fausto llegó y se enteró de la situación. Sintió que se le venía el mundo abajo. No había explicaciones. Solo indignación y ganas de romper todo lo que había a su paso. También llegó un grupo de Infantería y policías a bordo de motos. Otros se movilizaban en patrulleros. Era cuestión de minutos para que el caos se apoderara del lugar.

A esa altura ya se contabilizaban más de 16 abusos en el establecimiento, la bronca aumentaba con el testimonio de cada padre. “Uno deja a su nene en el jardín pensando que no le va a pasar nada malo. Uno no se imagina que pueden pasar estas cosas. Estamos hablando de criaturas”, sostuvo Fausto en diálogo con El Patagónico.

La directora decidió salir a hablar, pero escuchó un insulto y dijo: “yo así no puedo hablar”. Se dio media vuelta y regresó al edificio. Ello generó más repudio por parte de todos los presentes. “Hay un grupo de padres sacados, mínimo un insulto le iban a decir, pero tendría que esperar que se calme la gente. Ella estaba resguardada por toda la policía. Le dijimos que nadie le iba a hacer nada a la directora. Queríamos que hable, pero nunca lo hizo”, subrayó Fausto.

La actitud de la policía se quebró cuando un efectivo quiso tirarle gas pimienta a un par de padres reunido en la puerta del establecimiento. Fausto lo vio y otro policía le dijo a su compañero que guardara el dispositivo. La situación no se calmó. Una policía se acercó hasta donde estaba la esposa de Fausto y comenzó a reírse. En un forcejeo, un efectivo le pegó a una mamá y otro policía le tiró el auto encima a un abuelo.

La llegada de la fiscal Andrea Rubio no cambió el panorama. Los padres se sintieron bastardeados por las actitudes de Rubio. “No nos dio ninguna respuesta. Se ve en las grabaciones cómo se ríe irónicamente. Un padre le dijo ‘me parece que me estás faltando el respeto’ por las muecas que nos hacía cuando le hablábamos”, cuestionó.

Todo terminó con la quema del auto de la directora del Jardín 406, estacionado frente de la entrada. El vehículo ardió durante varios minutos.

Según Fausto, los únicos que le dieron respuesta durante ese día fueron dos policías que comenzaron a tomar las denuncias a cada uno de los padres. “Creo que, si no lo hacían ellos, nadie nos hubiera dado una respuesta”, destacó.

FISCALIA Y MARCHAS

El jueves comenzó con una marcha. Los padres y organizaciones sociales marcharon por el Centro de Comodoro Rivadavia hasta la Fiscalía para pedir la detención del docente denunciado. Allí, los padres no obtuvieron las respuestas esperadas por lo que un grupo decidió comenzar un corte de ruta.

Un poco de tranquilidad se obtuvo cuando se reunieron con concejales y autoridades municipales, donde le manifestaron su apoyo y le explicaron todos los pasos a seguir. “Eso fue un alivio grande porque pude dormir tranquilo. Nos dieron una respuesta y se comprometieron a ayudar”, aseveró Fausto.

El día pasó entre cortes de ruta, marchas y reuniones. El viernes llegó un mensaje de las autoridades preguntándoles a los padres si tenían un abogado y les comunicaron que Mauro Fonteñez se ofrecía a trabajar ad honorem porque “antes de ser abogado, era padre”.

Una nueva reunión se generó en el Concejo Deliberante donde el abogado les explicó los pasos a seguir y cómo actúa la Justicia. Fue un alivio para los padres. Ya no se sentían tan solos. “El abogado nos remarcó que no puede haber ningún acto de violencia en el reclamo de Justicia. Nos explicó cómo funciona la Justicia”, recalcó.

Los padres salieron de esa reunión con respuestas. Fueron hasta el corte de ruta y transmitieron lo que se había conseguido. Algunos aceptaron y otros no. Un grupo de padres quería acciones inmediatas y empezaron a golpear los pisos de la Fiscalía.

Más allá de las diferencias, había respuestas y obtuvieron el compromiso de las autoridades de que el lunes se activarán los mecanismos para tratar a las víctimas. “Nosotros obtuvimos respuestas y dejamos en claro la postura de cada uno. Ahora pasaremos tiempo con nuestros hijos, pero si el viernes no obtenemos novedades, volveremos a manifestarnos”, advirtió Fausto.

La ruta Nacional 3 se liberaba y una nueva marcha por el Centro de la ciudad ponía una pausa a tres de los días más tristes de la historia de Comodoro Rivadavia.

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