Muchas veces habrá dudado de zambullirse en una piscina pública con muchos niños o se habrá preguntado si alguna persona cercana a usted con el agua hasta el cuello y con cara relajada está haciendo lo que parece.
Pues bien, finalmente un estudio se puso a dilucidar cuánto es lo que que la gente orina en las piscinas públicas. Seis científicos del laboratorio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alberta, Canadá, tomaron 250 muestras en 23 piscinas y 8 jacuzzis de dos ciudades canadienses.
Antes de los Juegos Olímpicos de 2012, el nadador olímpico estadounidense Ryan Lochte dijo que creía que el agua con cloro de las piscinas estimula "a que automáticamente te hagas encima". En la misma línea, su colega, Michael Phelps, admitió que él orinaba en las psicinas y que creía que "todo el mundo" lo hacía. "El cloro mata todo, no está mal", se defendió.
Pero lo cierto es que, si bien la orina es estéril, algunos de su componentes, como la urea, el amoníaco y la creatinina reaccionan con componentes de desinfectantes como el cloro y pueden provocar irritación en los ojos y las vías respiratorias.