Durante décadas, el turismo fue el emblema de la economía regional en buena parte del país. De norte a sur, cada provincia defendía sus atractivos con uñas y dientes, sabiendo que un buen verano o una temporada invernal exitosa significaban miles de puestos de trabajo y una recaudación robusta para las arcas locales. Sin embargo, los tiempos cambiaron. Hoy, en 2025, el verdadero protagonista no tiene forma de glaciar ni aroma de empanada casera: tiene código binario, licencia digital y factura impuestos todos los días. Hablamos, por supuesto, del juego online.
En varias provincias argentinas, los ingresos fiscales derivados del juego ya superan a los generados por el turismo. Y no son diferencias marginales. Mientras las estadísticas turísticas aún luchan por alcanzar niveles pre-pandemia, los juegos de casino online marcan récords consecutivos en actividad, recaudación y número de usuarios. Un fenómeno que no es pasajero, sino estructural.
EL TURISMO PERDIO LA DELANTERA
Uno de los errores más comunes es seguir considerando al turismo como el único pilar económico de las provincias con tradición receptiva. Córdoba, Mendoza, Río Negro y Salta, por nombrar algunas, siempre colocaron al turismo en la primera línea presupuestaria.
Sin embargo, desde 2021 en adelante, el ingreso promedio por actividad turística decreció mientras el juego, particularmente el online, creció a tasas de entre 20% y 35% anuales.
¿A qué se debe esta brecha? A que el juego no depende de temporadas, condiciones climáticas o paros aeroportuarios. Es una industria que opera 24/7, con usuarios activos en cada rincón del país, desde Ushuaia hasta La Quiaca.
Hoy en día, encontrar un casino en Argentina no implica viajar a una gran ciudad o a un hotel cinco estrellas: basta con acceder desde cualquier celular con conexión estable. Eso, por supuesto, ha transformado la lógica fiscal.
RADIOGRAFIA FISCAL DEL NUEVO MOTOR ECONOMICO
Quienes llevan años leyendo presupuestos públicos, lo saben: no se trata solo de “cuánto entra”, sino de cómo entra. El juego online tiene una gran ventaja frente al turismo: la trazabilidad. Cada jugada, cada apuesta y cada retiro están perfectamente registrados. Esto permite que el Estado cobre impuestos con una eficiencia que otras industrias ni sueñan.
En Buenos Aires, por ejemplo, la alícuota impositiva aplicada al juego online incluye Ingresos Brutos, canon regulatorio y retenciones a las ganancias netas, con mecanismos automáticos de percepción. Esto significa que el Estado no depende de declaraciones juradas o inspecciones in situ. La recaudación ocurre en tiempo real, con exactitud milimétrica.
Mientras tanto, el turismo continúa lidiando con altas tasas de informalidad, evasión parcial en servicios complementarios (como guías, traslados, alquileres) y una dependencia peligrosa de la demanda estacional. No es una competencia justa. Pero es la realidad.
COMO CAMBIO LA MIRADA POLITICA
Hace apenas cinco años, sugerir que el juego podía ser una fuente confiable de ingresos públicos sonaba casi a herejía. Los gobernadores evitaban el tema, temerosos del costo reputacional. Hoy, la mayoría celebra públicamente las licencias otorgadas, anuncia nuevos convenios con operadores y, sobre todo, presume los millones que entran cada mes gracias a esta actividad.
Y no se trata solo de dinero. El juego online genera empleo técnico, requiere soporte local, crea oportunidades en ciberseguridad, diseño gráfico, atención al cliente y desarrollo de software. La llamada “economía naranja” encuentra aquí un aliado inesperado. En ese sentido, el juego se volvió también una plataforma de profesionalización y modernización para muchas pymes tecnológicas argentinas.
Además, el auge del juego provocó una mejora considerable en los sistemas de control y prevención del juego problemático. Se han implementado módulos de autoexclusión voluntaria, límites de depósito, control parental y asistencia psicológica. Todo esto financiado por los propios ingresos que genera la industria.
CAMBIO CULTURAL
Más allá de los datos duros, lo que se está viviendo es un cambio de paradigma. Lo que antes era visto como un “vicio” o una actividad marginal, hoy es parte del entramado económico formal, fiscalizado y con alta demanda popular. Negar esa transformación es como seguir esperando que el fax vuelva a ser importante en las oficinas: simplemente, ya pasó su hora.
Las personas ya no deben viajar a Las Vegas o al Casino Central de Mar del Plata para vivir una experiencia lúdica sofisticada. Hoy pueden encontrar un casino en Argentina a solo un clic de distancia, con garantías legales, promociones competitivas y métodos de pago nacionales. Esa accesibilidad es la clave del crecimiento sostenido.
La pregunta que queda en el aire es si las autoridades sabrán mantener el equilibrio entre recaudación, responsabilidad social y desarrollo sostenible del sector. Porque lo cierto es que el juego ya no es solo un complemento de la economía. En muchas provincias, se convirtió en el motor principal. Y como todo motor potente, si no se regula y se cuida, puede sobrecalentarse. O peor: dejar a otros manejarlo en nuestra ausencia.