Con el 90% del escrutinio completado, el oficialismo consolidó su dominio en casi todo el país y logró un salto político inédito: pasará de 37 a 101 diputados nacionales y de 7 a 20 senadores, quedando a solo 17 bancas del quórum propio. Milei celebró el resultado desde Casa Rosada y calificó la jornada como “una reivindicación del cambio profundo que votó la gente”.
El presidente también destacó el debut del nuevo sistema de votación: “La Boleta Única fue un éxito. Terminamos con las trampas y agilizamos el voto. Hoy ganó la transparencia”, afirmó, rodeado de sus principales ministros y asesores.
En Buenos Aires, donde el peronismo esperaba resistir, la sorpresa fue mayúscula: Diego Santilli (LLA) se impuso por menos de un punto sobre Jorge Taiana (Fuerza Patria), con el 41,47% contra 40,89%, un golpe simbólico en el bastión histórico del PJ.
En el Senado, los libertarios sumaron representación clave al imponerse en **seis de las ocho provincias** donde se renovaban bancas. “A partir del 10 de diciembre tendremos el Congreso más reformista de la historia argentina”, dijo Milei, quien anticipó una agenda de reformas económicas y laborales.
Mientras tanto, el peronismo volvió a quedar atrapado en su propia interna. El gobernador Axel Kicillof, que había ganado las elecciones bonaerenses de septiembre, enfrentó críticas por haber desdoblado los comicios, lo que debilitó la estructura nacional del partido.
Por su parte, Provincias Unidas, el frente de gobernadores que aspiraba a instalarse como una “tercera vía”, obtuvo apenas 7,13% de los votos y no logró imponerse ni siquiera en sus distritos fuertes.
La participación nacional rondó el **68%**, una cifra más alta que en los últimos comicios pero aún por debajo de los niveles históricos.
Con este resultado, Javier Milei no solo consolida su liderazgo, sino que se asegura una posición dominante en el Congreso para los próximos dos años, con margen político para avanzar en su “segunda etapa de reformas estructurales”.