La diputada Elisa Carrió eligió cerrar la semana de la misma manera en que la comenzó: con escándalo. Entrevistada el lunes pasado por Joaquín Morales Solá, la referente de la Coalición Cívica no se cansó de decir una barbaridad tras otra. Fue en aquella oportunidad en la que pidió a la clase media y alta dar más propinas y changas como medio a dinamizar la estancada economía nacional.
Ahora la emprendió contra su expartido y socia en la Alianza Cambiemos, la Unión Cívica Radical, a la que no dudó en dejarla en ridículo. "Los radicales van a hacer lo que nosotros les digamos", dijo en el marco del cierre del Foro Anual del Consejo Empresario de Entre Ríos.
Y siguió: "al final, los radicales tienen que reconocer que están con una exmiembro (del partido) que los maneja desde afuera ¡Es divino! ¡No saben! Es el mayor castigo por misóginos. Nos mandaban a las convenciones a servir empanadas y ahora los manejo yo desde afuera".
La respuesta de la UCR no se hizo esperar. A través de un comunicado difundido en sus redes sociales el radicalismo la criticó con dureza. "Somos un partido político nacional, soberano en sus decisiones y democrático hacia adentro. No un proyecto personal ni un liderazgo mesiánico", comienza el comunicado.
Y sigue: "la frivolidad discursiva alimenta de manera peligrosa a la oposición. Los argentinos necesitan seriedad, no un stand up permanente". "Le pedimos a Elisa Carrió que se abstenga de continuar con esta serie de declaraciones desafortunadas, que lamentablemente ya se han vuelto una costumbre suya", advirtió la UCR.
Y concluye su comunicado con un intento por ponerla a Carrió en su lugar. "Que nos diga Carrió, realmente, cuánto aporta hoy a Cambiemos y a las políticas del Gobierno nacional. Seguramente sea menos que las propinas que deja". Lejos de llamarse al silencio Carrió los siguió delirando: "Entrando a Córdoba a ver a mi único jefe Mario Raúl Negri", escribió en su cuenta de twitter junto a varios emojis.