La Feria del Libro también refleja la cultura de la Argentina profunda

Un stand que esboza la Casa de Tucumán, una réplica de la bandera que dejó Belgrano al pueblo de Jujuy y libros en conmemoración de los 200 años de la independencia argentina se suman a la producción cultural de diferentes provincias, con el acento puesto en las particularidades regionales, la historia, la literatura regional, la lengua de los pueblos originarios, la música y las artesanías.
"Vámonos compañeritos/ a defender la bandera/ que la sangre de la Puna/ no se redama andiquiera", dice una copla escrita en el suelo del espacio jujeño, donde la encargada del lugar, Luz Casas, cuenta a Télam que el tema central es esa bandera de la libertad civil "declarada recientemente símbolo patrio", con sus laureles, las manos unidas y el sol.
También en el suelo se puede leer el comienzo de la Declaración de la Independencia y en una pared se proyecta un sin fin donde el presente y el futuro se funden en imágenes en blanco y negro del siglo XIX y coloridos paisajes de diferentes zonas de la provincia.
Todo es algarabía en el stand de los tucumanos donde acaba de finalizar una charla sobre el Bicentenario y todavía hay preparativos para las múltiples actividades programadas durante la Feria, que incluyen historia pero también la presentación de la nueva narrativa local: Marcela Canelada, Gabriela Bosso, Horacio Paz, Luciana Lázaro, Verónica Barbero y Blas Rivadeneira son algunos de los autores antologados en un libro presentado ya en la Feria.
Juana Gorriti es la escritora homenajeada del lugar ocupado por Salta, con sus libros ("Obras completas", "Cocina ecléctica", "La tierra natal", "Misceláneas") de la colección Biblioteca del Norte que resaltan por su cuidada edición.
Pero la atención del visitante se detiene en otras curiosidades como un libro de Ricardo Alonso sobre "Dinosaurios salteños" (el Saltasaurus o el Unquillosaurus), entre una gran variedad de textos y una información turística muy completa.
Organizado por el Fondo Editorial de la Cámara de diputados de San Juan, el espacio exhibe colgadas del techo unas pancartas con las grandes figuras que ya no están y tuvieron un papel destacado como Domingo Faustino Sarmiento, Salvador María del Carril, Francisco Narciso Laprida y Antonino Averastain.
"El objetivo es presentar la cultura de la provincia, tenemos volúmenes de la Universidad Nacional de San Juan y de la Universidad Católica de Cuyo y está 'La poderosa lectura', una editorial autogestionada por jóvenes que abarca historia, literatura, poesía", señala Facundo Rodrigo, y menciona que la gente se acerca en busca de materiales universitarios, sobre todo en el área de la arqueología.
La provincia de Entre Ríos está representada en esta Feria por la ciudad de Paraná, que tiene una variedad interesante de libros, algunos "muy recomendados": "La historia de Entre Ríos hasta 1800", de Francisco Senegaglio, compilador de varios ensayos ilustrativos y "La lengua chaná", de Blas W. Omar Jaime de Nogoya, que se explaya sobre este patrimonio cultural.
"Era una lengua que se consideraba extinta desde mediados del siglo XIX y se cree que tendría no menos de dos mil años de antigüedad en la zona", se lee sobre este pueblo originario que vivía de la caza, la pesca y en una agricultura incipiente. Eran nómadas y usaban canoas para movilizarse. El etnónimo chaná fue registrado por primera vez por los cronistas de las expediciones de Magallanes (1520) y la de Pedro de Mendoza (1536).
Los que visitan el stand "lo hacen la mayoría interesados en publicaciones sobre los alemanes del Volga, inmigrantes que formaron varias comunidades; o por los libros de la Universidad Autónoma de la provincia en su mayoría dedicados a la educación.
La subsecretaría de Misiones y el Parque del Conocimiento, un centro cultural estatal, difunden las actividades literarias de esta provincia, donde el turismo el principal atractivo.
El centro cultural tiene una biblioteca en la que se reúnen autores locales, que cuentan sobre sus libros, y sus obras se reparten de manera gratuita para el trabajo en las escuelas, informa Carolina Villalba.
Uno de los éxitos de los programas impulsados por el centro es el de los susurradores de cuentos, chicos que utilizan tubos vacíos de los géneros para ir a las plazas y susurrar sus historias; a esto se agregan certámenes para que muchos se animen a escribir y todos los 21 de mayo en el día libros-libre sueltan libros en lugares públicos, para que alguien tome alguno, lo lea y lo vuelva a depositar en otro sitio a la búsqueda de un nuevo lector.
Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur ocupa un stand en el que sobresalen libros sobre las Islas Malvinas, un relato que cuenta quienes fueron y son hoy todavía los selk'haus y un volumen precioso "Terra Australis", que es una historia de la cartografía de la provincia, de la Patagonia y la Antártida. Y por último cuentos infantiles fueguinos con muy lindas ilustraciones.
Mates de caldén, el árbol típico de la Pampa, tejidos mapuches, nos sitúan en esta provincia que además de sus artesanías tiene una producción bibliográfica abundante, con la existencia de editoriales cooperativas según dice Guido Alonso, que atiende en el stand.

RODOLFO WALSH

La imagen a escala de Rodolfo Walsh ubicada a la entrada del espacio de Río Negro invita a los que llegan a sacarse una foto con el célebre escritor, oriundo de una pequeña localidad de la provincia, Lamarqué. Toda la parte superior del lugar está enmarcada con diarios donde irrumpen distintas fotografías del ilustre rionegrino. Y varios de sus libros se divisan en una vitrina.
En el lugar asignado a San Luis Natalia Gatica y Quiyen González mencionan a Télam el trabajo que realiza el Plan Contextos de promoción de la lectura orientado a los niños. "El objetivo es que los chicos lean por placer, no asociar la lectura a la escuela", coinciden las dos mientras dos pequeños recostados en unos asientos de madera con forma de hamaca y una pequeña pantalla incorporada para seguir las alternativas de un cuento de manera digital. Y en el sector de la editorial provincial Mary Vásquez trae a Télam algunos ejemplares de una colección del Bicentenario.
Copado por editoriales independientes el espacio santafesino del Ministerio de Cultura de la provincia luce repleto de libros -"una representativa muestra de la creatividad y el carácter emprendedor de los santafecinos que contribuyen a la diversidad cultural argentina"-, y entre muchísimos sellos -que figuran en un listado sobre el fondo del stand se encuentran Beatriz Viterbo, Ediciones Museo Castagnino-Macro y Ediciones Serapis.
Todo es música, bombos, baile, en el amplio stand de Santiago del Estero: hay libros sobre la historia de la provincias, el coplero popular de J. A. Abalos y en un sector se desenrolla hasta el piso un mapa dedicado a las localizaciones de los pueblos originarios, otro que sitúa la zona de difusión del quichua, y una réplica del Acta Capitular del cabildo provincial. Como dato curioso sobre una pared se extiende la versión quichua del himno en este territorio que fue el nudo de todos los caminos durante el siglo XVI y parte del siglo XVII. Y en algunas vitrinas se ven mucha y variada artesanía como los tejidos bordados de Atamisqui.
En un pequeño folleto con poetas de la provincia, destacan los versos de Homero Manzi: "Soy un obrero de la tristeza./ La esconderé detrás de todas las carcajadas/ y cuando nadie me vea seré con ella". Y unas postales están dedicadas a los bailes regionales y en el reverso de cada una la forma de bailar, desde un gato hasta una zamba.
Hay postales con la receta de los tamales o una historia sobre el ají del monte, el condimento tradicional de esos pagos.

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