Pasa el mismo día, pero con unas horas de diferencia. Primero, la federación alemana anuncia la continuidad de Joachim Löw a pesar de la eliminación en primera ronda del Mundial por primera vez en la historia, con la posibilidad de que redondee en su cargo 16 años ininterrumpidos si cumple el vínculo hasta el final de Qatar 2022.
Un rato después, la Selección se va de Rusia sin saber cómo harán los dirigentes de la “nueva-vieja” AFA para sacarse de encima a Jorge Sampaoli, ese técnico al que contrataron hace poco más de un año y hasta el final de la próxima Copa del Mundo, prometiendo un proyecto revolucionario. Nada es casualidad. La diferencia de conducción y de convicción que existe entre Alemania y Argentina resulta tan potente que lastima y preocupa.
El cambio que proponían Claudio Tapia y Daniel Angelici con las Selecciones Nacionales, en cierto modo, entusiasmaba porque abarcaba también a los Juveniles, con Sebastián Beccacece en el Sub 20 acompañado por Nicolás Diez, un ex Pekerman Boys que se sumaba a otros herederos de José como Diego Placente y Pablo Aimar.
Sin embargo, ahora en nada más se puede creer. Sampaoli camina por la cornisa y Beccacece cada vez está más cerca de regresar a Defensa y Justicia, donde tal vez volvería junto a Nico Diez. ¿Y el proyecto 2022 con Sampaoli como cabeza?
Tapia eligió un silencio que avala las palabras que emiten quienes lo rodean. Lógico: replican su mensaje. Basta de Sampaoli. El “Operativo Desgaste” en su máxima expresión. Ultra elocuente. La idea es que el casildense se harte y se vaya para no pagar la millonada de la cláusula de rescisión.
El presidente de la AFA había enviado un comunicado de prensa para aliviar el clima aquel día del bombardeo de audios y videos, ocurrido entre los partidos contra Croacia y Nigeria. Unas horas más tarde, sin aceptar preguntas, Tapia se había sentado ante los periodistas para contar su verdad y para dar lecciones sobre cómo comunicar. Ahora Chiqui cambió de estrategia: no le importó aclarar nada de lo que se dice sobre su idea de acabar con el ciclo Sampaoli. Un camino parecido había elegido para cerrar la historia de Edgardo Bauza.
Es Tapia la cara dirigencial de la AFA con la Selección. Vivió en la concentración, costumbre que por ejemplo no distinguía a Julio Grondona. Es la Selección la gran carta de Chiqui para fortalecerse, sabiendo que con la Superliga la dirigencia del fútbol se quebró y que no es el presidente que mejor le cae al Gobierno. Sin embargo, en esta jugada fallida con Sampaoli, también fue responsable Angelici, quien allanó los caminos con ese casildense que no había podido convencer para dirigir a Boca antes de inclinarse por Guillermo Barros Schelotto.
Tapia y Angelici, buscando liberarse de Sampaoli, demuestran que nunca creyeron a fondo en él y que tampoco pretenden cargar con el humor de la opinión pública que al DT castiga con crueldad total. Es la salida más cómoda. Habrá que ver si también la más costosa.
A Sampaoli sólo lo defiende mucho de lo que hizo antes de la Selección y lo que se imagina que podría construir en un nuevo contexto, con espacio para trabajar, con tiempo para convencer y con jugadores que no puedan exponerlo en algún momento a otro doble comando como el posterior a Croacia. Esos podrían ser argumentos de los dirigentes para sostenerlo contra todo. Pero lo más fácil es soltarle la mano. Despegarse. No hacerse cargo. El silencio. El desgaste. Y si no afloja, cuentan desde la AFA que jugarán otras cartas de presión.
Aquí, en Rusia, la Selección ya no está. Se fue. No se sabe si volverá Lionel Messi ni quién será el próximo entrenador ni cómo responderán los nuevos jugadores ni qué otra sorpresa de las malas pueden entregar los dirigentes. La Selección está mucho peor que antes del Mundial. Sin dudas. Y resulta inquietante.
Bielsa, Pekerman, Basile, Maradona, Batista, Sabella, Martino, Bauza, Sampaoli y su sucesor. Argentina está a punto de coronar un número redondo: 10 técnicos en los últimos 15 años, la misma cantidad que Alemania en toda su historia.