Un turista fue víctima de dos "viudas negras" que lo sedujeron, fueron a su departamento en el barrio porteño de Palermo Hollywood, lo drogaron y le robaron objetos de valor. El hombre contó que le sirvieron vino y entonces se dio cuenta de que había caído en la trampa. “Me lo tomé y me dio mucho sueño, me llevaron adentro, a la cama, y ahí se empezaron a reír”, detalló.
Gracias al registro de las cámaras de seguridad se pudo ver a la víctima y las dos mujeres ingresar en la madrugada del sábado último al edificio de la calle Guatemala al 5800. Tres horas más tarde se ve que salen solo las dos asaltantes.
"Me desperté al otro día, no tenía zapatillas. Por suerte tenía el cinto puesto y la ropa también. No me lastimaron. Mi pasaporte y las tarjetas estaban, pero mis dispositivos electrónicos no y la plata tampoco", contó a Clarín la víctima.
Cuando se dio cuenta de lo que le había pasado fue a ver a sus amigos a contarle lo que le había ocurrido y pedir ayuda, ya que ese día tenía el vuelo de regreso a su casa. Se fue con el único calzado que le quedaba: un par de ojotas.
Sin embargo, el hombre está agradecido de que estas mujeres no se llevaron su cuaderno donde tenía registrado su viaje. "Estaba aterrado, avergonzado, preocupado por cómo iba a poner todo en orden cuando llegue a casa. Reaccioné como pude. Pero tuve mucho tiempo para pensar. Siento un par de cosas. Primero que el mundo es un lugar bellísimo, pero también muy sucio. Y fue curioso que no se llevaran el diario. Lo tomo como que se llevaron mis cosas pero no se llevaron mi experiencia aquí. Amo Argentina y volvería definitivamente", lamentó.
Este hombre había ido a Input, un boliche de Palermo donde las ladronas lo sedujeron y se fueron juntos al departamento donde se hospedaba el turista. "Las chicas se mostraron curiosas sobre nosotros y les hablamos. No hablaban bien en inglés, fue todo en español. Una dijo que tenía 23 o 24 años y que se llamaba Romina. Otra dijo que vivía a un par de cuadras", detalló el hombre.
“Estábamos en el balcón y en un momento necesitaba recargar mi copa de vino y ellas se ofrecieron a llenarla por mí. Me lo tomé y me dio mucho sueño. Me llevaron adentro, a la cama, ahí se empezaron a reír y todo se apagó", describió.