Las tres bases de Lufkin en Comodoro Rivadavia estuvieron bloqueadas ayer ante el corte del diálogo que tomó la empresa en la mesa de conciliación. La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) quería extender la conciliación obligatoria, pero no pudo llegarse a acuerdo por la tarde, aunque hasta última hora esperaban un llamado.
Ese llamado con una respuesta positiva lo esperaba Carlos Laperchuk, el secretario general de los metalúrgicos, que estaba en Buenos Aires en gestiones con YPF. Esa compañía es el principal cliente de Lufkin con la compra de los equipos Aparato Individual de Bombeo (AIB).
La ruptura de la mesa de diálogo impulsaba ayer las gestiones para tener una respuesta positiva y no agravar el conflicto. "La postura de la empresa sorprendió hasta la Secretaría de Trabajo que esperaba también que se acate la conciliación", relató el delegado de la UOM, Juan Linares, a El Patagónico.
"La negociación estaba avanzada porque se había conseguido, tras el apoyo del gobierno provincial, la compra por parte de YPF de 160 equipos más la reparación de otros 90, lo cual significa cifras de ingresos millonarios para ellos y pasó esto", lamentó.
Si no prorrogan la conciliación obligatoria, la situación vuelve a los 80 despidos que había motivado anteriormente las medidas de fuerza. El primer acuerdo implicaba hacer capacitaciones para aquellos trabajadores que no tengan tareas asignadas por la baja de la actividad en los yacimientos petroleros.
"Por el momento vamos a tomar las tres oficinas de General Electric en Comodoro. Lufkin, Copgo y Artificial tienen muchos trabajos por hacer, en ningún otro lado está pasando esto, es algo personal con la UOM", repasó el referente sindical de los trabajadores metalúrgicos.
La base de Lufkin en el barrio Industrial tiene 160 trabajadores, por lo tanto los 80 despidos hablaba del recorte para contar solamente con un turno de trabajo. Previamente, la UOM y Lufkin concretaron los trámites de 50 despidos voluntarios, pero el buen diálogo no duró mucho tiempo y a principios de abril hubo retención de servicios.
"Esto significa una rotura más de la paz social en la región porque estábamos negociando en la mesa, son muchas familias las que quedan sin trabajo, no entendemos porque no aceptan lo que les ofrecimos con la venta de los equipos", indicó el dirigente Linares mientras esperaban anoche que Laperchuk lograra un contacto positivo con Lufkin.