Sigue exigiendo justicia a dos años de que hallaran muerto a su hijo

Se cumplieron ayer dos años de la muerte de Lucas Fuentes, quien en la noche del 10 de diciembre de 2015 fue encontrado ahorcado en una celda de la Comisaría Mosconi, donde había sido trasladado esa misma tarde desde la Seccional Tercera. Su madre, María Gea, cree que se trató de un homicidio y continúa esperando que la "Justicia comience a trabajar". Afirma que al menos diez policías, que se desempeñaban en la Seccional de Kilómetro 3, tienen responsabilidades y que la causa carece de testigos porque "tienen miedo de hablar". Señala a Cristian Sartor, entonces segundo jefe de la comisaría, como principal sospechoso.

Desde hace dos años María Gea asiste con frecuencia al Cementerio Oeste para visitar la tumba de su hijo Lucas Fuentes. Es que en la noche del 10 de diciembre de 2015, el joven fue encontrado ahorcado en una celda de aislamiento en la Comisaría Mosconi, después de reclamar mejores condiciones de detención.

Los policías que estuvieron de guardia ese día aseguraron ante la Justicia que el joven se quitó la vida. Para María, en cambio, la responsabilidad es de los efectivos que se encontraban esa noche. “Mi hijo hizo macanas, pero estaba arrepentido e ilusionado porque le faltaba poco para cumplir su condena. Tenía permiso para salir los domingos y siempre que nos veíamos, me decía que cada vez le faltaba menos para dejar la cárcel”, contó a El Patagónico.

Frente a la tumba de su hijo, la madre de Lucas recuerda cada paso en falso que dio la Justicia en estos últimos dos años para que se esclarezca qué paso el 10 de diciembre de 2015. “El día de asesinato de Lucas se realizó un allanamiento para saber qué pasó. Eso quedó en la nada porque el fiscal (Marcelo) Crettón hizo que Gendarmería archivara el allanamiento porque para él, mi hijo se mató, no lo mataron”, cuestionó.

Desde entonces la causa no ha tenido ningún progreso y todo mínimo avance que se ha logrado fue producto de la preocupación de su madre. “La fiscal (Camila) Banfi está a cargo de la causa, pero me dijo que todas las pruebas se tienen que enviar a Buenos Aires y pueden tardar hasta dos años en tener alguna respuesta”, lamentó.

María asegura una y otra vez que su hijo se quería rehabilitar y que depositaba todo su esfuerzo en hacer barcos a escala para que el tiempo pasara más rápido. Es que Lucas, de 20 años, cumplía una condena por robo agravado después de haber sido detenido con un arma de fuego en Kilómetro 14.

En primera instancia estuvo en la Seccional Segunda, pero pidió ser transferido debido a los inconvenientes que tenía con otro reo, que cumplía una condena por homicidio. Luego fue llevado a la Seccional Tercera y se esperaba que su pena concluyera el 13 de febrero de 2016, por lo que solo le quedaban dos meses de encierro.

TRASLADADO SIN AVISO

Según su madre, Lucas sufrió acoso de policías desde que llegó a la Comisaría Tercera. “El nunca se les quedaba callado porque lo vivían molestando o buscando una excusa para pegarle. Siempre le pegaban. Un día se sacaron y lo llevaron afuera. Lo pusieron en una fosa y le dieron tantos golpes que le sacaron un diente. Tantos fueron los golpes que le daban, que se cortó el brazo para que lo llevaran al Hospital (Regional) y pedir que lo trasladarán a otra comisaría”, denunció.

Cansado de los golpes, en la mañana del 10 de diciembre el joven señaló con nombre y apellido a los agentes que lo agredían cotidianamente en la Seccional Tercera. Lo denunció en una audiencia judicial que estuvo presidida por el juez penal Jorge Odorisio.

El magistrado dispuso que fuera sometido a una pericia psicológica y fuera revisado por el médico forense. Odorisio además decretó su traslado a la Comisaría Mosconi donde horas después sería hallado muerto.

“Ese día mi hijo declaró acompañado por un policía y a las 15 fue llevado a Mosconi. A las 22 lo encontraron muerto. A mí me llamaron un rato después diciéndome que tenía que ir hasta allá porque le había pasado algo a Lucas. Yo no entendía nada porque yo me levanté sabiendo que mi hijo estaba en la Tercera y me fui a acostar con mi hijo muerto en Mosconi”, cuestionó.

“Cuando llego a la comisaría no recuerdo nada hasta que viene una fiscal y me dice: ‘Lucas murió’. Me trataron de convencer de que mi hijo se había suicidado, pero yo sé que eso no es verdad porque, unos días antes, habíamos estado hablando de cómo iba a ser su vida después de la cárcel. A mí hijo lo mataron”, insiste.

“HAY UN ASESINO SUELTO”

Para la madre de Lucas Fuentes uno de los principales sospechosos de la muerte de su hijo es “Cristian Sartor (entonces segundo jefe de la Seccional Mosconi). Hay un asesino suelto y sigue investigado por otro caso en donde un pibe (también detenido) se salvó de ser asesinado como Lucas”.

Además, María recuerda que después de la muerte de su hijo sufrió dos incidentes extraños. “Una vez salía de mi casa y a la cuadra viene un auto a toda velocidad y frena antes de que yo cruce la esquina. El conductor me decía que cruce, pero yo no me animé y lo dejé que pase. El estaba cargoso con que tenía que pasar yo y trataba a toda costa que siguiera caminando. Hasta que se cansó y se fue. Otro caso raro fue cuando me persiguieron como cuatro cuadras en Kilómetro 3 cuando iba a trabajar”, describió.

“Lo curioso es que siempre era el mismo hombre. Un pelado de camisa y que andaba de lentes. En el mismo auto. Da la casualidad que Sartor es pelado y tiene un auto parecido al que yo me crucé varias veces. Pero no les tengo miedo, yo voy a seguir luchando para que Lucas tenga justicia aunque tenga que seguir sola”, advirtió.

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