Victoria Donda: "¿En qué fosa tiraron a mi papá?"

Ante los jueces del TOF 6, la exdiputada contó su historia como beba apropiada durante la dictadura y reclamó que el único acusado en el juicio, su tío Adolfo Donda, revele los datos que conoce sobre su nacimiento y el destino de sus padres desaparecidos. 

No fue presencial, aunque Victoria Donda Pérez dijo este lunes que le hubiera gustado tenerlo en frente. Pero sí fue la primera vez que ella contó su historia como beba apropiada durante la dictadura e hija de detenides desaparecidos y su tío, el genocida de la ESMA Adolfo Donda, único acusado en el juicio por la apropiación de la joven, la tuvo que escuchar.

“Solo me interesa que me responda dos cosas: la fecha de mi nacimiento, estoy segura de que la sabe, y en qué fosa tiraron a mi papá, para poder rescatar sus restos y tener dónde llevarles una flor. A mi mamá sé, por testimonios, que la arrojaron de un vuelo de la muerte. Así que me tengo que conformar con llevar flores al mar”, dijo Victoria Donda en algún pasaje de su testimonio. Y el represor pidió responderle. Negó tener información y aprovechó para amenazarla: “Tu felicidad no pasa por pronunciarte así en contra de tu propia sangre. Sagrada familia, Victoria".

Las preguntas guía las hizo la querella de Abuelas de Plaza de Mayo, a cargo de les abogados Emanuel Lovelli y Carolina Villella. Le preguntaron a la testigo, primero, por su nombre: “Victoria Analía Donda Pérez es el nombre que elegí tener después del 8 de octubre de 2004 cuando me dieron el resultado del ADN y me enteré de que mi mamá, en la Escuela de Mecánica de la Armada, donde la obligaron a parir, me puso Victoria. En honor a ella decidí tener Victoria como primer nombre. Analía era mi segundo, el que me pusieron mis apropiadores, y decidí dejarlo porque es parte de mi vida, de lo que soy. Donda es el apellido de mi padre y Pérez el de mi madre”, respondió.

Luego expuso lo que había conocido acerca de su mamá y su papá, algunos breves detalles: que Hilda, alias “Cori”, tenía 23 años, que era solidaria, que tenía otra hija. Que José María era “flaco y alto”, de 21 años, que “fumaba” y “era callado”. Y que ambos militaban en Montoneros. Cuando Lovelli le consultó si creía que su militancia les había valido su secuestro, ella dijo que sí. “Los dos fueron secuestrados. Primero mi mamá, en marzo del ‘77, embarazada de mí”, contó Donda Pérez. A “Cori” la secuestran en la Plaza de Castelar, la suben a una camioneta, intentó escapar, corrió, pero la recapturaron. Victoria detalló: “Cuando empezó a correr se le rompe un zapato, el zapato queda tirado en la plaza. Lo encuentra mi papá en la plaza horas más tarde”.

En su testimonio también expresó que supo que su papá las buscó –a su mamá y a ella, en su panza– por una carta que un compañero de él “le escribió a Adela Segarra –militante setentista y familiar de detenidos desaparecidos– y que ella recuperara hace poco”. En esa misiva, el compañero también cuenta que José María mantuvo alguna comunicación con las dos abuelas de Victoria Donda Pérez, “Cuqui”, la mamá de él; y Leontina, la mamá de Hilda.

Antes de ser secuestrado, de hecho, José María le dejó una carta a Leontina, que entonces estaba a cargo de la hija mayor del matrimonio y se encontraba en plena búsqueda de “Cori”. “Mi papá mientras buscaba a mi mamá escribe una carta y se la deja por abajo de la puerta a mi abuela Leontina. En esa carta habla de mi mamá, de su embarazo, o sea de mí, pide que nos busquen, nos críen juntas y le dice que vayan a buscar a Adolfo Donda, que era su hermano, que creía que tenía la humanidad para poder buscarme”, resumió Victoria.

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