Charly García, la figura más popular del rock argentino, llega mañana a sus 65 en plena vigencia, con un nuevo disco de estudio en preparación y muestras de cariño de varias generaciones de fans y artistas a los que influenció.
Sin embargo, ya sea a la cabeza de populares bandas como Sui Generis, La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán, o en su brillante etapa solista, no sólo se limitó a ser el mejor publicista de su obra, sino que sostuvo esta actitud con una música de alta calidad.
Nacido en una familia de buen pasar económico en el barrio porteño de Caballito bajo el nombre de Carlos Alberto García Moreno, inició sus estudios musicales a los cuatro años en el Conservatorio Thibaud Piazzini, donde recibió una rigurosa educación artística que le permitió aprender a tocar de manera prematura obras de Bach, Mozart y Chopin, entre otros clásicos.
Dotado de oído absoluto de nacimiento, es decir con capacidad de reconocer notas musicales con solo escucharlas, García no tardó en convertirse en una suerte de animador de las reuniones que se llevaban a cabo en su casa, a las que solían asistir artistas como Mercedes Sosa y Eduardo Falú, a partir de los lazos que su madre tenía con el mundo del espectáculo.
La vida de Charly cambiaría, según sus propias palabras, cuando descubrió la música de Los Beatles, la banda de la que dijo que "había inventado la juventud", y decidió darle rienda suelta a su reprimido impulso de componer música.
Con Nito Mestre, su compañero de la secundaria Damaso Centeno, formó Sui Géneris, inspirado en la música folk proveniente de Estados Unidos, donde desplegó, hasta su separación en 1975, una obra que aún hoy refleja fundamentalmente el mundo adolescente.
La segunda mitad de los '70, en pleno auge del rock sinfónico, mostró a un García más cercano al rock progresivo, el cual desplegó de manera magnífica, uso de Mellotron mediante, en La Máquina de Hacer Pájaros y, más tarde, en Serú Girán, formación en la que también brillaban David Lebón, Oscar Moro y un joven Pedro Aznar y que fue calificada por la prensa especializada como "los Beatles argentinos".
En "Peperina", de 1981, el último disco de estudio de Serú Girán, García anticipó lo que vendría en su etapa solista, en donde con trabajos como "Yendo de la cama al living", pero fundamentalmente con "Clics Modernos", marcó el ingreso del rock argentino a la modernidad, con influencias de la new wave y el uso de máquinas.
Los años '90 y la primera década del siglo XXI encontraron a García más concentrado en el concepto artístico vanguardista puesto en marcha en "La hija de la lágrima", de 1994, y en "Say no more", de 1996.
Mientras prepara un nuevo disco y se recupera de una operación en la cadera, Charly festeja sus 65 años rodeado de un cariño popular que trasciende las fronteras de su actividad, tal como ocurre con figuras como Carlos Gardel o Diego Maradona, quienes son considerados verdaderos símbolos del sentir argentino.
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- 22 octubre 2016