Las selecciones de fútbol de Francia y Croacia disputarán hoy desde las 12 la final de la Copa del Mundo de la FIFA Rusia 2018, en un duelo inédito por el campeonato que aún conserva Alemania, que sorpresivamente quedó eliminada en la primera fase del certamen.
El partido, que se disputará en el Estadio Olímpico Luzhniki de Moscú, contará con el arbitraje del argentino Néstor Pitana y se podrá ver a través de la TV Pública Argentina, TyC Sports y DirecTV Sports (canales 610 y 1610 HD).
Un gol de Mario Mandzukic en el alargue le dio a los croatas el triunfo ante Inglaterra por 2-1, el último miércoles en Moscú, y clasificó a la selección balcánica a la primera final de su corta historia.
Croacia, uno de los países que nacieron tras la desintegración de Yugoslavia después de la desaparición del Bloque del Este a comienzos de los años 1990 y cuya población apenas supera los cuatro millones de habitantes, ya pisó por primera vez el podio mundialista en 1998.
Entonces acabó en el tercer puesto, con una primera gran generación de jugadores formada por Davor Suker, Zvonimir Boban, Robert Jarni o Robert Prosinecki, después de haber perdido en semifinales ante Francia (2-1), curiosamente el equipo con el que se jugará el título.
Pese a ser tierra de deportistas (los croatas siempre han brillado sobre todo en los deportes de equipo como el básquetbol, hándbol o waterpolo), la clasificación de la ‘Vatreni’ (que se puede traducir como ‘fuego’) es una de las grandes sorpresas que dejará Rusia 2018.
No porque el seleccionador, Zlatko Dalic, no cuente con un plantel imponente con Luka Modric, Ivan Rakitic, Mario Mandzukic, Ivan Perisic, Marcelo Brozovic o Danijel Subasic, sino porque a las finales siempre se espera que lleguen los clásicos como Brasil, Alemania, Argentina o España, todos ellos eliminados prematuramente.
Pero estos equipos ‘dimitieron’ hace ya días y eso ha dejado abierta la puerta a que una selección como la croata y que todo un país, que no durmió celebrando el triunfo, pueda soñar ahora con el título mundial.
El mérito de Croacia, además, es grande. Fue uno de los equipos que mejor fútbol ofreció en la primera fase (con una histórica victoria por 3-0 ante la Argentina de Messi) y a partir de octavos ha necesitado más que nadie para avanzar.
Lo hizo por penales ante Dinamarca en octavos y frente a Rusia en cuartos. El miércoles en el mismo escenario de la final de hoy, el pase parecía también que iba a decidirse desde los 11 metros, hasta que apareció Mandzukic y con un zurdazo desde el interior del área rompió el corazón de Inglaterra.
El país que inventó el fútbol había vuelto a creer en una selección que, de la mano de Gareth Soutghate, renunció al típico estilo ‘británico’ para jugar de una manera más moderna y que le llevó a semifinales por primera vez desde 1990.
Los ingleses soñaban con alcanzar la final por segunda vez en su historia y llevar la Copa a ‘casa’ tras el único título logrado en 1966.
El defensor francés Samuel Umtiti advirtió contra la euforia que rodea a los Bleus tras su clasificación para la final del Mundial. “Tenemos que volver a bajar a la Tierra porque tenemos una final muy importante”, alertó el zaguero del Barcelona.
El choque en el Luzhniki medirá dos estilos de juego: la seguridad defensiva y la ‘rocosidad’ de los Bleus contra el fútbol más elaborado e imaginativo de los croatas.
Y como siempre pasa en estos partidos, en el césped estarán algunas de las grandes estrellas del momento, desde Luka Modric a Kylian Mbappé, pasando por Ivan Rakitic o Antoine Griezmann.
La gloria será sólo para uno de los dos equipos, aunque quizá la Copa del Mundo no sea el único premio que se decida hoy. Con Lionel Messi de vacaciones y Cristiano Ronaldo preparando la mudanza a Turín, el próximo Balón de Oro podría estar jugando en el Luzhniki.