El aumento del número de muertos empezó a saturar las morgues neoyorquinas y obligó a las autoridades a incrementar los entierros en fosas comunes en Hart Island.
A medida que la curva de contagios y muertes empezó a ascender, las autoridades neoyorquinas comprendieron que la gestión de los cuerpos sería un grave problema. Previendo que las morgues de los hospitales no darían abasto, sumaron también camiones frigoríficos.
Días atrás el concejal demócrata Mark Levine planteó que sería necesario recurrir a las fosas comunes. "Estamos explorando el uso de Hart Island para entierros temporarios, si aumenta la necesidad", admitieron desde la oficina de prensa del alcalde Bill de Blasio ante la conmoción que generó esa posibilidad.
Hart Island es una pequeña isla de 1,6 kilómetro de largo, frente al distrito del Bronx. Allí sepultan habitualmente los cuerpos de los muertos que no son reclamados por sus parientes o de cuyas familias no tienen dinero para pagar el funeral.
El coronavirus obligó a las autoridades a cambiar la política al respecto: ahora esos cuerpos solo se mantienen en la morgue durante 14 días. Pasado ese plazo, son enterrados.
Hasta que la pandemia de coronavirus empezó a golpear con fuerza a Nueva York en Hart Island se enterraban unos 25 cuerpos una vez por semana. Ahora se realizan cinco entierros semanales. En cada uno de ellos son sepultadas también 25 personas. La tarea ya no la realizan, como habitualmente lo hacían, reclusos del complejo carcelario Rikers Island, sino personal contratado específicamente a tal fin.