Un español irá a juicio por ser considerado pieza fundamental de la causa "Langostinos Blancos"

Alfredo Aranda Barberá permanece preso en Rawson a la espera de ser juzgado en tierra chubutense por el comercio y transporte de 110 kilos de cocaína envueltos en langostinos. Fiscalía lo acusa de ser la pieza clave de la banda por sus conexiones en España y su trabajo el "ocultamiento" de los estupefacientes.

El fiscal federal Fernando Gélvez pidió el juicio oral y público para Alfredo Aranda Barberá un ciudadano español de 54 años, nacido en Valencia. Segùn advierte la acusación fue señalado por comercio y transporte de drogas, en el caso de los 110 kilos de cocaína hallados en la planta de Poseidón, en Puerto Madryn, el 10 de junio de junio de 2013.

Cabe señalar que Barberá a la espera de ser juzgado permanece en la Unidad 6 de Rawson. Aunque se desconoce la fecha del juicio, la investigación de este acusado terminó y fue considerado para ir a juicio, el juez Hugo Sastre coincidió con el requerimiento y la defensa pública no se opuso. De este modo cuando el Tribunal Oral Federal de Comodoro acepte el pedido, Barberá compartirá banquillo con Juan Eduardo Burgos, Nicolás Seoane, Salvador Alejandro Pennisi y Héctor Omar Segundo.

En la acusación de Gélvez a la que accedió Jornada se consideró al español "una de las piezas fundamentales en el entramado humano" que intentó exportar droga a España en una operación que se tramó en noviembre de 2012 en Mar del Plata. Junto con el otro europeo, Salvador Parra Gómez, aún prófugo.

Por su parte Barberá "aduce una participación inocente" pero según Fiscalía, su versión "no tiene basamento y es mendaz". Un dato central para su acusación es que conocía a Parra Gómez. Lo prueba documentación del Juzgado de Instrucción N° 4 de Pamplona, en la que Gómez reconoce su vínculo con Barberá y que estuvieron juntos en Argentina.

La cocaína llegó a Madryn por intermedio de la empresa "Mar Pesca Azul". Gómez era el dueño. Barberá dijo que ignoraba lo que su connacional hacía. Su participación sólo era verificar la calidad del pescado y asesorar en la compra de productos de mar. "Tampoco compartía mucho con dicha persona, pese a que convivía en la misma casa de la calle San Lorenzo de Mar del Plata", declaró Barberá.

Pero en su segunda declaración y luego de varias preguntas, reconoció que habían tenido reuniones. Además había ayudado a formar la empresa.

Rubén Lev es el dueño de "Letter Alimentos", el lugar donde la carga se congeló antes de viajar a Madryn. Declaró haber tenido contacto asiduo con Barberá desde un encuentro de empresarios en España en 2003. Cuando el español llegó a Argentina se visitaron con frecuencia. Luego ayudó a ambos españoles con contactos en el ambiente de la pesca de Mar del Plata, como proveedores, comercios y trabajadores. Los asesoró para que consiguieran insumos para envasar sus productos y en especial los langostinos que pretendían enviar a España. Les presentó a Seoane, el bróker que ayudaría con la exportación a España.

Varios testigos vieron juntos a Barberá y Gómez comprando las cajas para envasar la cocaína y las cintas para el embalaje. Y declararon que no eran clientes habituales.

"Barberá participó activamente en la logística desplegada para lograr la preparación de la carga con el estupefaciente oculto", escribió Gélvez en su acusación. Barberá admitió que confeccionó de puño y letra el remito de recepción de la carga de langostinos.

"Está probado que los tres acondicionaron la droga en las cajas y la prepararon para su traslado". Como se conocían, Barberá contactó a Lev para acondicionar y enfriar la carga antes de su transporte. Y habría aportado la plata para pagarle a Diego Naddeo, el camionero del viaje.

Incluso Barberá declaró que esa compra de langostinos de mala calidad generó una discusión con Gómez y que por eso se fue del país, desinteresado con la carga. Sin embargo, la compra de langostinos de baja calidad era redituable para ambos: "El verdadero negocio estaba oculto y era el comercio y transporte de la cocaína".

"Barberá conocía muy bien todos los movimientos de Gómez, ya que por la reconstrucción se prueba que estaban juntos en todo momento, situación apreciada por Lev y sus empleados, que los veían como socios, y siempre actuaron juntos en todas las operaciones, desde la compra de esos langostinos, hasta la de los insumos para empaquetarlos".

La excusa de Barberá de haberse ido de Argentina por diferencias laborales con Gómez "no tiene sentido ya que la evidencia muestra que la partida el 8 de mayo de 2013 hacia España, al igual que la de Gómez, fue para recibir la carga de estupefacientes, que nunca salió de Argentina". El español participó de la compra del estupefaciente y lo preparó para ocultarlo en las cajas de langostinos.

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