Charlie Menditéguy, el argentino que dejó la Fórmula 1 por Brigitte Bardot

El piloto argentino y la estrella francesa tuvieron un encuentro en 1956 durante el Gran Premio de Mónaco, lo cual derivó en un romance fugaz en Saint-Tropez y la Costa Azul.

El domingo, el mundo se vio sacudido con la triste noticia del fallecimiento de Brigitte Bardot, una de las mayores estrellas del cine mundial. La noticia hizo que recobrara relevancia una de las historias más singulares del automovilismo internacional, aquella que tuvo como protagonista a un piloto argentino de talento excepcional: Carlos Alberto “Charlie” Menditéguy.

Menditéguy fue un personaje particular del deporte argentino. Dueño de un talento natural poco común, se destacó en múltiples disciplinas, pero en el automovilismo llegó a competir en el máximo nivel mundial, en una época en la que la Fórmula 1 todavía tenía aroma a aventura, glamour y riesgo.

Su nombre quedó grabado en la historia grande, no solo por lo que hizo dentro de las pistas, sino también por una anécdota que trascendió al deporte y lo vinculó nada menos que con Bardot, un episodio que terminaría marcando su carrera deportiva.

Menditéguy debutó en la Fórmula 1 a mediados de los años 50 y disputó un total de 11 Grandes Premios. Compitió con Maserati y fue contemporáneo y compañero ocasional de Juan Manuel Fangio, quien siempre destacó su talento natural al volante. De hecho, el quíntuple campeón llegó a asegurar que, de habérselo propuesto seriamente, Menditéguy tenía condiciones para ser campeón del mundo.

FANGIO NO QUISO

Pero su carrera en la Fórmula 1 tuvo un punto de quiebre inesperado. Durante el Gran Premio de Mónaco de 1956, Brigitte Bardot —ya convertida en una de las mujeres más famosas y deseadas del mundo— invitó a cenar a Fangio y a Menditéguy. El quíntuple campeón declinó la invitación. Charlie aceptó.

Menditéguy siempre cultivó una imagen de bon vivant. Su estilo distinguido, el bigote milimétricamente recortado y la ropa hecha a medida lo convertían en figura reconocible en los ambientes exclusivos.

La cena se transformó en varios días en Saint-Tropez. El problema fue que Menditéguy se ausentó de compromisos deportivos clave y Maserati tomó una decisión terminante: prescindir de sus servicios. Según la leyenda, cuando le preguntaron si se arrepentía, su respuesta fue tan simple como contundente: "No era una oportunidad para desaprovechar, ¿no?".

Ese episodio selló su imagen de "playboy" para siempre. Menditéguy pasó a ser el piloto que eligió a Bardot por sobre la Fórmula 1, un gesto que hoy parece imposible en un automovilismo profesionalizado, pero que en aquel tiempo reflejaba una época distinta, más libre y romántica.

Tras retirarse del polo y del automovilismo, se dedicó junto a su hermano a la cría de caballos de pura sangre, cosechando logros en el turf argentino. También fue un destacado jugador de paleta, billar y boxeador amateur. Receloso de los medios, su figura siguió siendo evocada en cafés y círculos de prensa. Falleció el 27 de abril de 1973, a los 58 años, como consecuencia de enfermedades asociadas a la edad y a secuelas de accidentes sufridos en competencia.

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