Jorge Bonahora, alta en el cielo

En épocas donde la garrocha no se doblaba, el joven de la ENET 1 conseguía la mejor marca provincial con una altura de 3,70 metros. Que solo sería superado 33 años más tarde con el implemento flexible que se usa en la actualidad.

La charla entre las dos personas, de 80 y 70 años, para los que esperan ser atendidos en el banco es por demás extraña y se remonta a seis años atrás.

De un lado Roque Tótaro reconoce a Jorge Bonahora y luego de un abrazo, dice en voz fuerte –esa misma voz que forjó atletas como entrenador y técnicos en la ENET 1 como director- y expresa a los presentes “este joven que ven acá, fue el mejor atleta que me tocó entrenar”.

Las palabras de Tótaro no son vacías de contenido, porque Jorge Bonahora antes de tener 76 años, estar jubilado y haber formado familia y los cimientos del Instituto Austral, fue fuente de inspiración para varios jóvenes del Perito Moreno, cuando se hacía grande en su búsqueda de elevarse y tocar el cielo con la garrocha y la guía de su entrenador.

“Mirá, en mi época de estudiante de la ENET 1 –se recibió de técnico mecánico- eran más las cosas que tenía en contra que más a favor en lo que se refiere al deporte. O sea: me destacaba en todo pero era el segundo en la lista. Para el salto con garrocha era fuerte y morrudo. Me faltaba altura (medía 1,75 m) pero era ágil. Así que de alguna manera uno trataba de compensar todo”, recuerda Jorge en diálogo con El Patagónico.

Ese espíritu de superación lo llevó a establecer el record provincial de salto con garrocha (3,70 m) y de lanzamiento de bala con 13,10 m a nivel provincial.

“Hoy soy consciente de mi edad y que el cuerpo pasa factura de mis años. Igual cada tanto nado en el mar. En cuanto a mi época de atleta, en ese entonces la garrocha era de acero o aluminio. Y no se doblaba cómo las de ahora. Entonces tenías que tener mucha fuerza en los brazos para ganar altura. Y luego caer parado porque no había colchón para caer, sino un banco de arena donde quedabas enterrado hasta las rodillas”, expresa.

Cuando aparecieron las garrochas de fibra de vidrio o de goma, la Federación de Atletismo del Chubut invirtió dinero en una personalizada (Made In Argentina) para Jorge, que ya se destacaba, pero en el primer salto la garrocha se dobló y quedó así para siempre.

“Me llamó la atención que no recupere la forma original. Y cortamos el tramo doblado y nos dimos cuenta que adentro era de aluminio y solo estaba revestida de goma. Así que no se pudo usar más”.

A pesar de ello, y saltar con un implemento que Bonahora define como “un clavo”. Se tardó 33 años en Chubut en que alguien supere su marca.

“Ya de chiquito saltaba con una ‘garrocha’ que era de caña en el barrio (Km 3) pero a un metro cuarenta. No más de eso. Con el secundario y con Roque Tótaro como profesor y entrenador la cosa cambió”.

EL ATLETA MAS COMPLETO

Jorge se crió en una familia con padre empleado de comercio y madre maestra y vicedirectora y directora de escuela. Y cuando lo invitaban a jugar al fútbol era por ser el dueño de la pelota, aunque su puesto siempre estaba destinado al arco.

“El primer año de la ENET, cursé la parte de los talleres en unos galpones abandonados del Ejército en Km 3. Y la parte de la teoría en las aulas del Perito. Ahí nos llevaba Roque a entrenar. A mí me iba mejor en los deportes que en el estudio. Pero tampoco podía hacerme el boludo porque mi madre se enteraba enseguida”, confiesa.

El método de salto con garrocha que no se flexionaba era simple: había que mantener las manos separadas en el implemento y al momento de la elevación juntar las mismas y poner la fuerza explosiva en los brazos para ganar altura.

“Hoy en día con la garrocha flexible las mujeres superan los 4 metros. Pero en ese entonces era mucha fuerza por parte de uno. Recuerdo cuando fuimos al Sudamericano Juvenil de Atletismo del 64, Roque Tótaro fue designado como encargado de la Argentina. Para ese entonces, habían conseguido una garrocha flexible, pero en el avión se golpeó. Entonces cuándo salté en el Estadio Nacional, la garrocha se partió”.

Bonahora pudo superar la valla, pero la caída fue con la espalda plena en el banco de arena. El golpe lo dejó sin aire en los pulmones y fue la primera vez que se asustó.

“La arena es dura, por eso tenés que caer parado. Si no te podés romper. Yo luego de eso quedé medio asustado y dolorido, pero salté tres veces más pero no pude mejorar. Y cerré esa etapa con un tercer puesto”, sintetizó.

CAMPEON NACIONAL JUVENIL DE PENTATLON

A pesar de su estatura, Jorge se sentía muy conforme con su cuerpo y habilidades. Si bien para ser un garrochista o lanzador era petizo respecto a sus rivales.

“Había un lanzador de bala de apellido Regalado, era 15 cm más alto y 20 kilos más de peso. Regalado en Buenos Aires y siempre me sacaba más de un metro en los lanzamientos. Pero no desesperé, con una delegación presidida por Eduardo Bernal fuimos a un Nacional en Bahía Blanca y salí campeón juvenil en pentatlón”.

Bernal llevó a toda la comitiva a una radio de Bahía Blanca, y a través de uno de los pocos medios de comunicación, los padres de Jorge se enteraron del logro del hijo a cientos de kilómetros de la capital petrolera.

“A mí viejo se la caía la baba por el hijo atleta. Incluso mis hermanos me contaron que escuchó la radio y se la caían las lágrimas del orgullo. A mí que mis viejos me vayan a ver me ponía un poco nervioso. Pero creo que fueron un sostén especial. Y soy un agradecido de la vida que viví, la familia que tuve y la que formé. Si mañana me toca partir, me voy por demás satisfecho de este mundo. Con el atletismo viajé a todos lados”, comentó.

La clave del atleta más completo, que siempre era una fija en los podios. Fueron esos primeros pasos en el barrio “Cemento” de Km 3. La disciplina y acompañamiento de sus padres y su entrenador. El deporte que se conocía en la escuela. Y la tesitura para no bajar los brazos.

“Cuándo me tocó la colimba fue en Km 11, en el Batallón Logístico 9. Y ahí me colgaba y hacía anillas y diversas destrezas para no perder la costumbre. Luego hice el curso de piloto ya como empleado de YPF y luego de otras empresas, me anotaba en todos los desafíos que habían, por más duro que sea. Fútbol, básquet, natación, vóley. Lo que venga ahí me anotaba con los compañeros de trabajo. Tal vez lo único malo, que Bernal me lo hizo ver (y tenía razón), es que una vez que dejé de competir no me aparecí más por las pistas y torneos. Es que estar ahí y no competir me dolía el alma”.

Cuando se inauguró el centro comercial de Km 3, la familia lo llevó a Jorge engañado. La sorpresa fue su gigantografía que acompaña ese centro comercial, allá arriba, donde un joven Bonahora se eleva porque siempre buscó estar en lo más altos estándares de vida.

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Jorge Bonahora en el Sudamericano Juvenil de Chile 64.

Jorge Bonahora en el Sudamericano Juvenil de Chile 64.

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Bonahora sostiene la garrocha junto al equipo argentino en el Estadio Nacional.

Bonahora sostiene la garrocha junto al equipo argentino en el Estadio Nacional.

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El atleta más completo: Se destacó en garrocha, bala y pentatlón.

El atleta más completo: Se destacó en garrocha, bala y pentatlón.

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Bonahora vuela en el torneo ABC, que trajo a los mejores exponentes de Argentina, Brasil y Chile al Estadio Municipal.

Bonahora vuela en el torneo ABC, que trajo a los mejores exponentes de Argentina, Brasil y Chile al Estadio Municipal.

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Bonahora vuela en el torneo ABC, que trajo a los mejores exponentes de Argentina, Brasil y Chile al Estadio Municipal.

Bonahora vuela en el torneo ABC, que trajo a los mejores exponentes de Argentina, Brasil y Chile al Estadio Municipal.

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Jorge "Bocha" Bonahora.

Jorge "Bocha" Bonahora.

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